Los retornos del audiovisual

Rodaje de 'La sociedad de la nieve' en Sierra Nevada.
Rodaje de 'La sociedad de la nieve' en Sierra Nevada
Netflix

El éxito de ‘La sociedad de la nieve’, la más vista en Netflix a nivel mundial, tan aplaudida en los cines también, lanzada en la carrera hacia el Óscar, ha puesto el foco en gentes y empresas de aquí que han aportado a esta última película de Juan Antonio Bayona. Descubriéndolas o redescubriéndolas. Porque sobre todo Tecmolde y Shu Digital, los negocios que dirigen Julio Luzán y su hija Irene en Loporzano, que han servido elementos fundamentales del decorado, son veteranos en el audiovisual español y en colaboraciones de postín, incluidos más trabajos con Bayona. De Aviation International Recycling, con sede en Zaragoza, son las piezas usadas para reconstruir el interior del aparato que se estrelló en los Andes en 1972. Y el doctor Ricardo Arregui, referencia en el tratamiento de las congelaciones, prestó su asesoramiento sobre lo que pudieron padecer por el frío extremo los supervivientes del equipo de rugby accidentado.

Es un sector de futuro la creación de películas y series; lleno de vigor en los últimos años, que son los del ocaso de las salas de exhibición pero al mismo tiempo los del auge disparado de las plataformas de contenidos en línea. Moviliza la economía e intangibles valiosos. Se van creando oportunidades para realizadores, guionistas, actores o técnicos, entre otros variados profesionales. Algunos han podido mantener su residencia, interesante en territorios como el aragonés, periférico respecto a los grandes centros de producción y donde la fuga de talentos en este campo sigue siendo la norma.

En cuanto a los rodajes en sí, pocos llegan. Con varias ‘film commissions’ dedicadas a atraerlos, la situación geográfica, la variedad y riqueza de localizaciones, la buena voluntad o los contactos no son suficientes para competir con apuestas decididas como las de Canarias, Navarra o últimamente Vizcaya, plasmadas en incentivos fiscales. Como sucede con otras industrias, sus administraciones públicas se las están gastando, y a base de bien, y, además de los retornos directos que genera la visita de equipos de trabajo, van logrando ya otros de segunda generación al fijar población, formar y dar empleo, crear infraestructura. Filmar en Aragón es comparativamente caro, un ejercicio casi siempre más motivado por los afectos que por los números.

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