Por
  • Rafael Martínez Cebolla

Interestelar ambiental

El desarrollo es sostenible si, en el desarrollo de esa sostenibilidad, el medio ambiente es el beneficiado; si no, es más de lo mismo
El desarrollo es sostenible si, en el desarrollo de esa sostenibilidad, el medio ambiente es el beneficiado; si no, es más de lo mismo
Heraldo

Nolan entretuvo al espectador en 'Interestelar' (2014), relatando la historia de un grupo de personas que se embarcan en una exploración espacial. La Tierra llegaba a su fin como medio habitable para el ser humano y necesitan encontrar un planeta más allá de nuestra galaxia que garantice el futuro de la raza humana. Su objetivo, encontrar un lugar con las condiciones necesarias para reemplazar a la Tierra y comenzar una nueva vida como sociedad.

¿Realidad o ficción? Magistral ficción si lo extrapolamos al mundo actual. No podemos irnos de la Tierra. Es el envoltorio que nos sustenta y da la vida. Y muy probablemente ella seguirá existiendo cuando nosotros nos hayamos extinguido como especie. Una especie humana cuyas capacidades le han permitido intervenir por primera vez en el sistema terrestre. Una especie humana que sigue sin saber que se enfrenta ante la mayor amenaza vivida; un planeta enfermo por culpa del propio hombre. Por culpa del hombre tanto en lo individual como en lo colectivo.

Son varios los lemas y las estrategias en las últimas décadas: Agendas locales, objetivos de desarrollo sostenible, 'piensa en global, actúa en local', 'transition away', etc. vinculados a cumbres climáticas sin acuerdos vinculantes que permiten que el que quiere seguir enfermando a la Tierra prosiga en lo global desde lo local ya sea un país, una organización o un individuo. Un sencillo ejemplo sucederá dentro de unos días, cuando tu vecino acumule su basura el día de Reyes en el contenedor más cercano aun sabiendo que la basura no se recoge ese día por el servicio público. ¿Por qué? Porque prima el egoísmo antrópico. El egoísmo del 'ya vendrá otro que lo limpie'.

No se practica correctamente la ética ambiental en el aula y no es un contenido obligatorio en las generaciones actuales ni probablemente en las futuras si nada cambia. No se practica correctamente ni dentro ni fuera del aula. Tenemos una sociedad que no valora la esencia de nuestra especie, que es el medio que nos rodea.

No hay ética ambiental si se soterra una infraestructura antrópica que justifique una evaluación ambiental favorable, para la violación de una joya ambiental que no tiene porqué dar un rédito económico cuantitativo. No hay ética ambiental cuando una de las primeras ciudades españolas sigue teniendo avergonzantes escombreras en el extrarradio periurbano de su municipio. No hay ética ambiental en el ciudadano que sigue sin reciclar sus residuos correctamente.

La legislación ambiental está para aplicarse y sancionarse desde el lado ambiental. No desde la perspectiva antrópica. Si hacemos lo segundo, podemos hacer la legislación ambiental más completa posible pero nunca será el medio que nos rodea el beneficiado de la norma jurídica. El desarrollo es sostenible si, en el desarrollo de esa sostenibilidad, el medio ambiente es el beneficiado. Si no, es más de lo mismo.

Podemos autoengañarnos todo lo que queramos pero la realidad es tan tozuda como el agua que volverá a circular por un barranco. El aumento de la temperatura, el incremento de los eventos extremos de forma más regular, la pérdida de biodiversidad, el ascenso del nivel del mar, entre muchos otros, son ejemplo que el hombre ha motivado.

De la pandemia logramos salir porque el hombre pudo inventar una vacuna. El ser humano si tiene fiebre, se puede tomar una aspirina. La Tierra no se la puede tomar. No existe tal remedio. Y tampoco la podemos vacunar.

Así que, o cambiamos nuestra actitud personal, nuestra ética ambiental, o busquen ya ese conjunto de personas de las que Nolan nos habló hace una década, para que se puedan llevar el Banco mundial de semillas Svalbard, un banco genético de nuestra especie y algo de herramienta para que la especie humana perviva en un planeta imaginario. Hagan lo primero por favor, para lo segundo no gasten esfuerzo.

Rafael Martínez Cebolla es presidente del Colegio de Geógrafos  en Aragón

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