Postales del deshielo

En la primera fotografía del reportaje que publicó la edición digital de este periódico, Pedro Sánchez sonríe y se sujeta la corbata. Se diría que aún estuviera sentándose. Por su parte, Alberto Núñez Feijóo, de pie, delante de la butaca que lo espera, reclama algo de alguien que se halla fuera de campo.

En las tres imágenes que siguen a la descrita, los protagonistas posan sentados, separados por una mesita, sobre la cual, del lado de Núñez Feijóo, hay unos folios que antes no estaban y que bien podrían ser lo que el susodicho solicitaba encarecidamente.

En dicha terna fotográfica, los líderes comparten gestualidad. Ambos apoyan los codos en los brazos de los sillones, juntan sus manos sobre sus regazos y casi muestran cordialidad, con quienes los fotografían, e incluso mutuamente, pues en la segunda de estas imágenes, en lugar de atender a las cámaras, se miran y se dicen algo.

Finalmente, en otra serie de tres fotos, ambos hombres, puestos en pie delante de la referida mesita, como si esta delimitara un terreno neutral, se estrechan las manos mirando hacia las cámaras. En dos de estas fotos, como en las antecedentes, los rostros están tensos. En la última, en cambio, que por algo es la que figura junto al titular del reportaje, logran sonreír con atisbos de relajada autenticidad.

Para mí, estas siete instantáneas han sido siete postales navideñas. Sobre todo, las que muestran más esfuerzo por deshelar la relación. Quiero pensar que esos rictus circunspectos y esas sonrisas de muñeco expresan nuestra urgente necesidad de entendimiento y concordia.

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