Claustro de las Maravillas

Claustro de las Maravillas
Claustro de las Maravillas
Heraldo

El pasado jueves la Universidad de Zaragoza celebró su sesión ordinaria de Claustro. Para quien no lo sepa, "es el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria". Como en cursos anteriores, primero, el rector presentó su informe de gestión y su plan de actuación. Segundo, intervinieron quienes quisieron y, tras un descanso, el rector pasó a responder.

Es de agradecer que alguien entregue su tiempo y su vida a la gestión. De hecho, nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Es muy difícil gobernar una organización de las dimensiones y características que tiene nuestra universidad. Pero también es oportuno pensar y contribuir haciendo aquello que esté en nuestras manos para mejorar.

La sesión del claustro siguió como ‘Atrapados en el tiempo’. Fue inoperante. No sirve para el propósito que tiene. Se juega como simulacro democrático. Así no se respeta su sentido y necesidad. ¿Se podría cambiar para aprovechar las horas y el talento ahí concentrado? Seguro. Como también se podría gestionar esta institución centenaria y transformarla a mejor. Algo sugirió el rector... Eso sí, antes no tuvo problemas en defender que la colaboración con la universidad de Nanjing y con el Confucio son igual de asumibles que la cooperación que se mantiene con Rusia. Parece que no hay que hacerle ascos a nada. No obstante, quizá nos toca trabajar más por la sociedad aragonesa, por Aragón, nuestro país, antes de que nos saquen los colores.

El rector respondió como quiso a lo que quiso. Se nota que ya está de salida, vive en su particular nube y barrunta el horizonte de la jubilación. Como es de esperar, en unos meses, desaparecerá de los focos y regresará a su cátedra… ¡pintará menos que Pichorras en Pastriz! Toca hacer balance de su mandato. Este Claustro hubiera sido el momento. La pandemia, la penuria económica, el cambio legislativo, la crisis energética, la renovación de la envejecida plantilla, la organización y estructura institucional, la burocracia, la empleabilidad de las y los egresados, las demandas de formación del entorno... son problemas para los que se percibe una falta de liderazgo, proactividad y visión estratégica. No hubo una explicación seria. ¿Es una falta de conocimiento de la realidad, tal vez ocultada por los equipos que debieran haber propuesto y ejecutado acciones? ¿Una deriva hacia un trabajo rutinario, siempre menos arriesgado? ¿Una elección interesada –para no se sabe quién– de actividades y objetivos? La ausencia de discurso no consigue borrar la memoria. Tolera cosas que no debería tolerar y lo sabe. Malamente acepta críticas y menos reconoce errores. Esto, como es obvio, depende de la perspectiva y de las experiencias. Algo que seguro no compartirán ni él ni los suyos. Habitan un trozo del mundo donde se respira el estilo de Humpty Dumpty: "La cuestión es saber quién es el que manda, eso es todo". Y como se comprobó en el Claustro, no le gusta rendir cuentas.

La reunión del Claustro de la Universidad de Zaragoza y el informe de gestión del rector pusieron de manifiesto que el equipo de gobierno no ha sido capaz de trazar un proyecto claro para afrontar los problemas y desafíos de la institución académica

Pese a estar en la gestión universitaria desde hace lustros –y conocer el sistema universitario español–, su informe de gestión queda lejos de lo esperable. Ni él ni quienes lo han redactado aportan objetivos, indicadores ni su grado de cumplimiento; menos, su evolución y las unidades responsables. Esto tendría que hablarlo con el gato de Lewis Carroll cuando, en su diálogo con Alicia, le decía aquello de "quien no sabe a dónde va, cualquier camino le sirve". Algo que no comprendió y despreció. Desde su punto de vista "es mejor quemarse que desvanecerse". Argumento que también le gustó a Kurt Cobain, pero no se sabe si fue en el mismo sentido. Quizá quería emular a Baltasar Gracián: "Menos dañosa es la mala execución que la irresolución. No se gastan tanto las materias quando corren como si estancan". Si fuera así, es para felicitarle, pero no quedó claro.

En su informe faltan los mínimos para valorar lo realizado. Después de tres años de gestión de este rector y su equipo, todavía no existe un Plan Estratégico. La justificación fue bochornosa. Así es complicado que nuestra universidad tenga un horizonte al que apuntar. Este rector no ha puesto en valor ‘una’ visión de la universidad que gobierna. Si la tiene, no la ha sabido contar, ni mostrar, ni transmitir. En cualquier caso, como aquello que decía Séneca, "no hay viento favorable para el que no sabe dónde va".

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Chaime Marcuello)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión