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  • Jesús Villamón Abril

No somos antirrenovables

Montaje de una planta eólica de Endesa en Mezquita de Jarque.
Montaje de una planta eólica de Endesa en Mezquita de Jarque.
Antonio Garcia/Bykofoto

Cada vez que hay una noticia sobre implantación de renovables sin control en algún territorio aragonés y protestamos por ello, algunos medios nos tildan de antirrenovables. 

Desde el movimiento ciudadano Teruel Existe hemos sentido que se nos quiere presentar como un movimiento social retrógrado, negacionista del cambio climático o enemigo del futuro. ¡Qué lejos de la realidad! Cuando lo único que pretendemos, que no es poco, es la defensa del territorio que, en instancia administrativa y judicial, estamos realizando desde hace años.

En Teruel Existe creemos en las energías renovables, pero nos gustaría que se implantasen de forma ordenada, respetuosa con los valores ambientales y paisajísticos, y que sea compatible con el mantenimiento de los sectores productivos existentes en donde se implanten. Por eso enarbolamos el lema ‘renovables sí, pero no así’, que tan solo reivindica que se asuma con determinación la implementación completa del ‘Paquete de Invierno’ que promulga la UE.

Echamos en falta un mayor apoyo al autoconsumo y a las comunidades energéticas, y también a la racionalidad que supondría la producción de energía cerca de los lugares de consumo para evitar pérdidas por transporte de electricidad que pagamos todos. Y esto contrasta cuando vemos que donde todo son obstáculos para la iniciativa a pequeña escala son facilidades para todos los macroproyectos eólicos y fotovoltaicos.

El movimiento ciudadano Teruel Existe está a favor de las energías renovables, pero quiere que su despliegue se haga cumpliendo la ley y respetando el territorio

Que se haya en Teruel un rechazo mayor que en otros lugares a las macroinstalaciones de energía renovable no es casualidad. En Teruel, pese a ser una de las provincias con menor demanda energética, por el olvido histórico de los gobiernos al desarrollo de infraestructuras, hay proyectados cientos de parques eólicos y plantas fotovoltaicas con el único objetivo de transportar la energía producida a Cataluña, País Vasco y la Comunidad Valenciana, a través de líneas de muy alta tensión de cientos de kilómetros. Una vez más, los territorios despoblados siendo siervos de los masificados.

Este exceso de energía generada a costa de la ocupación de nuestras sierras y nuestros mejores campos, se destina a alimentar industrias de los territorios macropoblados y macroindustrializados, adonde tendrán que emigrar los pocos habitantes que quedan aquí, privados de un futuro laboral condicionado por la proliferación de estas macrocentrales eléctricas. Esta invasión no solo acaba con explotaciones agrícolas y ganaderas, sino que al suponer una grave agresión al paisaje, disminuye el atractivo del entorno rural de comarcas que habían empezado a ver un futuro en el turismo de naturaleza. Las macrocentrales eléctricas no han respetado ni siquiera los maravillosos paisajes de la Sierra de Albarracín, el Matarraña o el Maestrazgo. Aquí, la gente no elige entre energía renovable o no renovable, elige entre tener futuro o no tenerlo.

Por otra parte, si acudimos a los tribunales es porque no se está cumpliendo la ley sobre evaluación ambiental y no se están respetando las normas que protegen nuestras especies y espacios protegidos. ¿Cómo podemos estar parados si vemos que de los 125 aerogeneradores que quieren poner en el Maestrazgo, 84 se implantan dentro de la Red Natura 2000? Si la Administración estatal y aragonesa hubiera cumplido la ley, ahora habría cero denuncias.

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