Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Elogios de Hamás

El presidente del Gobierno español, en el paso de Rafah, entre Gaza y Egipto.
El presidente del Gobierno español, en el paso de Rafah, entre Gaza y Egipto.
Efe

En las delicadas y constantes conversaciones sobre la paz en Oriente Próximo que se han ido desarrollando durante las últimas décadas, la diplomacia siempre ha jugado un papel crucial.

En 1993, Yasir Arafat e Isaac Rabin firmaron ante Clinton los denominados acuerdos de Oslo, que 30 años después son papel mojado. Sin embargo, y pese a que era un pacto débil para los palestinos se cuidó hasta la última letra, hasta el más mínimo detalle, nada se dejó a la improvisación. El problema para los palestinos residía en que todo lo que podían lograr en Cisjordania lo perderían en Gaza, donde Arafat nunca controló el terrorismo de Hamás. Ambos y Shimon Peres recibieron un año después el Nobel de la Paz. Con estos antecedentes, pretender sentar cátedra durante un viaje relámpago a un país castigado por la extrema violencia y en un momento especialmente delicado y sensible, con el canje de presos por rehenes en un alto el fuego temporal, es irresponsable. Sobre todo cuando uno no solo representa a España sino a toda la Unión Europea. Ni acudió como Pedro ni se colocó ante el micrófono como Sánchez, sino como representante de una UE que no ha emitido todavía una postura unificada. El error, mayúsculo, lo aprovechó ayer Hamás, que dedicó al presidente español las mayores alabanzas. Cuando parte del Gobierno no condena los atentados de Hamás, cuando te alías con los herederos de ETA para alcanzar el poder y cuando permites que un prófugo redacte su propia ley de amnistía tienes un problema. Y los españoles también.

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