Olvido histórico

Manuel Fraga (i) y Santiago Carrillo, antes de participar hoy en una mesa redonda sobre "Protagonistas y significado de los Pactos de la Moncloa"
Olvido histórico
EFE/Sergio Barrenechea

La verdad es que durante estas turbulentas jornadas han vuelto a salir por parte de muchos, aparte, claro, de los manifestantes más violentos, expresiones, gestos y símbolos de un pasado que parecía (y lo estaba) enterrado. 

En las manifestaciones, los grupos más motivados ondeaban la bandera preconstitucional del águila, llamaban al Alzamiento Nacional, y hasta cantaban el falangista ‘Cara al sol’. Y para no dar puntada sin hilo, por ahí se veía además la bandera de la cruz de san Andrés que portaban los requetés en nuestra guerra civil (aunque provenga del ducado de Borgoña, antaño territorio español, por lo que la llevaban los tercios de Flandes, y hasta adornaba el escudo de la monarquía hispánica y del Estado nacional hasta la Segunda República).

Pero los defensores de Sánchez también han desenterrado el hacha de guerra hablando de fascistas y de ultras, con el conocido significado peyorativo. Comunicadores y tertulianos han incrementado considerablemente un nivel de agresividad que se ha transmitido a la población. Ya no hay que reconciliarse, sino ajustar cuentas. Prueba de ello es que la sectaria ‘memoria histórica’ sigue teniendo su ministerio en el nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Es como tirar a la basura el esfuerzo que todos hicimos en la Transición, cuando veíamos a Manuel Fraga (ministro de Franco) y a Santiago Carrillo (duro comunista de la guerra) dándose la mano con afecto.

Claro, eran otros tiempos. ¡Oye, pues qué pena! No podemos vivir en paz. Dicho sea con todos los respetos a los muertos de la guerra exhumados ahora. Pues claro que tienen derecho a velar a sus abuelos y ascendientes. Pero ya vale de adoctrinamientos disfrazados de recorridos turísticos. Ya vale de guías que hacen de maestros del Frente Popular. Hoy todo el mundo se arroga el derecho a hablar ex cátedra de buenos y malos. Se habla de devolver ‘golpe por golpe’. Aquello de ‘poner la otra mejilla’ no es más que un tebeo para niños.

La ley del talión la comprendió otra vez la Iglesia, cuando Juan Pablo II se puso a celebrar con fruición ‘la causa de los mártires’ de nuestra guerra civil. Después de una pausa temporal, ahora, haciendo ‘zapping’ en la tele sabatina, me desayuné con la beatificación de veinte curas y seglares andaluces por ser asesinados entre julio y agosto de 1936. Algunos, cuando apenas habían sonado los primeros disparos de la contienda en la península. Tal era el odio que se respiraba. Y ahora ¿volveremos a recordar ese odio?

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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