Tiempo de incertidumbres

Tiempo de incertidumbres
Tiempo de incertidumbres
Heraldo

Para conocer cuál es el estado de ánimo de nuestra sociedad suelo acudir a las encuestas. Ellas me ofrecen un panorama más amplio que las conversaciones con amigos y compañeros. En las últimas que he leído existe una coincidencia, pues reflejan bien que nuestra sociedad está atemorizada. 

Desde la inflación, pasando por los conflictos bélicos, la inestabilidad política, sin olvidar el cambio climático y los desastres naturales. Y no quiero dejar de lado el aumento de los populismos y los flujos migratorios. Todo ello hace que todos sintamos que nuestro modo de vida está amenazado.

En los sondeos se aprecia que dichas percepciones son transversales, aunque con algunos matices. Los votantes conservadores, por ejemplo, se preocupan mucho más por la inflación que por la cuestión climática, mientras que a los electores progresistas les sucede lo contrario: se sienten más amenazados por los desastres naturales que por el encarecimiento de la vida. Una de estas amenazas percibidas son los flujos migratorios y ésta guarda una relación perfectamente lineal con la ideología, alcanzando su máximo entre los votantes de Vox.

Desaliento y miedo no suelen ser buenos compañeros de viaje pues nos pueden llevar al pesimismo y a la desesperanza. Me sorprendió comprobar que el impacto psicológico de estos fenómenos no entiende de ideologías, pero sí de género. Parece que las mujeres sufrimos más los males del mundo que nos rodea y, especialmente, con el auge del populismo. Por tanto, no es sorpresa comprobar que el sufragio femenino está frenando el auge de los partidos de extrema derecha y ultraconservadores que se están consolidando en un número creciente de países.

La manipulación de las emociones con fines políticos puede ser muy peligrosa

Hay un patrón que se repite elección tras elección: las mujeres votan menos que los hombres por partidos y candidatos ultraderechistas. En las elecciones generales del 23 de julio las mujeres fueron determinantes, según el CIS, al detectar una gran lejanía con Vox en comparación con los hombres. Ni sé ni quiero ejercer de profeta, pero creo que es necesario que seamos capaces de intentar entender lo que podría suceder.

Hemos comprobado recientemente en nuestra Comunidad que ciertas emociones, como el miedo, el asco, el resentimiento y el amor a la patria, han sido utilizadas para configurar identidades y movilizar afectos. Ejemplo de ello ha sido la respuesta de Vox ante la llegada de migrantes, tras la abertura de una nueva ruta, Canarias, más peligrosa y mortífera, al cerrarse otras. Ante la llegada masiva de migrantes ha sido necesario establecer criterios claros de solidaridad territorial y de distribución de forma equitativa en todas las comunidades. Son personas y necesitan una respuesta coordinada entre el Gobierno de España, nuestra Comunidad, las entidades locales y las sociales. Afortunadamente frente a su propuesta de supresión de ayudas a estas personas, "dado que suponen un riesgo para la seguridad, la convivencia y el Estado del bienestar", hemos conocido la respuesta de CEOE-Cepyme Huesca. La migración como oportunidad y no como problema. Así que plantean formar a los 200 migrantes, trasladados la semana pasada a su provincia desde Canarias por el Ministerio de Inclusión. Solucionar dos problemas a la vez, favoreciendo por un lado la regularización de personas que han entrado de forma ilegal en el país y cubriendo por otra el grave déficit de mano de obra.

Tenemos que estar atentos e intentar contrastar las impresiones que nos transmiten con los hechos, además de gestionar nuestros sentimientos con prudencia

Si bien es importante entender las emociones es necesario aportar datos para evitar que otros las manipulen. Hemos de saber que desde el 2007 han entrado en España unos 400.000 migrantes al año de forma regular, mientras que la entrada de migrantes irregulares al año por vía marítima es de 17.000. Estos números demuestran la desproporción de las cifras con el eco mediático y político.

En este momento tan difícil que está viviendo nuestro país no podemos olvidar que puede ser muy peligroso excitar nuestros sentimientos para utilizarlos políticamente. Por ello les propongo que adviertan las ausencias, atiendan los silencios, marquen las penurias e intenten adelantarse a lo que podría suceder. Hemos de ser capaces, entre todos, de aprender a gestionar las emociones sociales y políticas con sentido de responsabilidad y compromiso. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Pilar de la Vega)

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