La hora crítica

Pedro Sánchez, en la presentación de su libro 'Manual de resistencia'.
Pedro Sánchez, en la presentación de su libro 'Manual de resistencia'.
Efe

Sobre la desmesurada ambición de poder se construyeron, ya desde la Grecia antigua, algunas de las más grandes tragedias literarias. Lo lamentable es que un tema clásico y recurrente como ese, bien envuelto de modernidad y cinismo, forme parte ahora de las crónicas periodísticas. 

No puede entenderse lo que ocurre hoy en España sino es a través de ese tenaz afán capaz de arrumbar principios y valores. Y es natural preguntarse entonces cómo puede sobrellevarse, desde un punto de vista moral y hasta fisiológico, tanta indecencia. Sánchez tiene su explicación en una particular patología bien conocida y hasta anunciada en forma de manual de resistencia. Pero ¿y todos aquellos que le siguen? ¿No conoce límites la propia conveniencia? ¿No surge la desazón al contemplar el desvarío?

Habrá que concluir que el triunfo de Sánchez, el "fotogénico economista" como le definió un día la BBC, no habla demasiado bien del conjunto de los españoles. Incluso sus adeptos, que son muchos —7.760.000 le votaron en las elecciones de julio— tendrían que admitir la amoralidad del personaje. Una característica que, unida a la caprichosa aritmética parlamentaria, beneficia enormemente, como ya se ha demostrado, a independentistas y nacionalistas. Vulgarmente se diría que no se verán en otra y precisamente eso es lo que hacía inevitable, ya desde el principio, el acuerdo.

Sánchez ya tiene los votos. Será presidente pese a no haber ganado las elecciones, lo cual sería irreprochable si sus aliados no formaran un conglomerado en el que no faltan exetarras, prófugos de la Justicia y reconocidos adversarios de la nación que se dispone a gobernar. Parecen malos mimbres para empezar una legislatura, pero podría decirse, como Oscar Wilde, que la ambición es el último refugio del fracaso. Sus consecuencias en este caso son demoledoras para el conjunto de los españoles. La humillación, económica pero antes que nada moral, se ha consumado. Es la reedición, sin ambages, de la hora crítica de España, que vuelve periódicamente a recordarnos la fragilidad de nuestra convivencia y la incertidumbre que acecha, una vez más, a nuestro futuro. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Alejandro E. Orús)

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