Imperdonable felonía

Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Efe

Prefiero la república a las demás formas de Estado; me gustaría que Europa fuera federal, no una confederación de la que se puede salir sin contar con el resto; también querría que los partidos golpistas y los que no condenan el terrorismo fueran ilegales; y que la ley electoral no promoviera el chantaje localista.

Pese a lo anterior, pertenezco de buen grado a una monarquía parlamentaria; me aferro a la actual Unión Europea; asumo las consecuencias de la legalidad de Junts y de Bildu; y participo con ganas en elecciones que otorgan privilegios a ciertas minorías. Como se suele decir, lo mejor es enemigo de lo bueno.

De igual forma, a estas alturas de la partida, en aras de la normalización política, no creo que sea un despropósito amnistiar a los delincuentes del ‘procés’. Dicha medida, democráticamente planteada y encauzada, no socavaría el Estado de derecho, ni daría la razón a los golpistas, sino que los debilitaría, y tampoco incentivaría más desmanes. Antes al contrario, tal clemencia solo podría ser entendida por sus beneficiarios como una clausura única e irrepetible. De resultar ineficaz, sería injustificable que volviera a serles concedida.

Ahora bien, cuanto más convencido estoy de lo anterior, más lo estoy también de que la amnistía ha de ser sostenida por una gran mayoría social, que se manifiesta en las urnas y a la que no representa la militancia de ningún partido. Por eso, si fuera impuesta por la aritmética oportunista del poder, la medida de gracia dejaría de ser un acto de generosidad y se convertiría en una imperdonable felonía.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Javier Usoz)

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