Triple alegría
Dispérsense, aquí no hay nada que ver", es la frase recurrente que usan los policías en las películas de acción. Pues bien, aunque a veces seamos un poco cenizos y pensemos que podemos aplicar tal sentencia a las exhibiciones culturales zaragozanas, no es menos cierto que en muchas ocasiones nos quejamos de vicio...
Digo esto porque en las últimas semanas han coincidido en la capital algunas de las exposiciones más interesantes que ha visto en los últimos tiempos. El ‘Kawaii!’ que reúne en el Pablo Gargallo lo más granado de la cultura japonesa es una delicia. Allí hay obra de Takashi Murakami, Amano Yoshitaka y la artista plástica zaragozana Ira Torres, que es objeto de mi devoción, con sus guiños al anime, el manga y a los videojuegos de inspiración nipona. También hay mucho y muy buen trabajo –aunque invisible– de la comisaria Alejandra Rodríguez.
No muy lejos, en el centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI, Carmen Frago y Yaguar juegan a entremezclar pintura e imagen en un muestra tan atrayente como desconcertante que responde al título de ‘Test Pattern’. Reflexionan los autores sobre "el error de reproducción de la imagen digital" (la estética del ‘glitch’) y uno no hace más que preguntarse qué demonios está viendo allí. También es exquisito el gusto de Olga Julián, que programa la sala.
Y por último, aunque ya voy tarde porque acaba de descolgar su obra, los ‘Post paisajes’ que el montisonense Daniel Vera ha mostrado en el Espacio Joven de Ibercaja son también pura fascinación. Mucho y muy bueno donde elegir. Triple alegría.
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