Por
  • Fran Lucas Herrero

Una joya artística olvidada

MONASTERIO DE SANTA FE ( ZARAGOZA ) / 05/07/2016 / FOTO : OLIVER DUCH[[[HA ARCHIVO]]]
Una joya artística olvidada
Oliver Duch

El Monasterio de Santa María de Santa Fe está situado en el barrio de Santa Fe de Zaragoza, en dirección a Cadrete y a unos escasos kilómetros de la capital. Desde la lejanía ya lo ves cuando te vas acercando y, si no sabes lo que vas a encontrarte, te sorprende su inmundo estado de conservación. Es una de esas tantas pequeñas joyas que, llena de luces y sombras, está totalmente olvidada por el tiempo y las instituciones.

Fue construido en 1341 y reedificado en el siglo XVIII por el arquitecto Ventura Rodríguez al uso de la época, es decir, barroco. La portada principal y la iglesia fueron declaradas monumento histórico-artístico nacional en 1979. Durante el primer sitio de Zaragoza en la Guerra de la Independencia el monasterio fue asaltado por las tropas francesas, tomaron el lugar y lo convirtieron en cuartel, siendo poco respetadas sus dependencias y su contenido.

La desamortización de Mendizábal y otras desafortunadas medidas le dieron la puntilla al monasterio, que ya no se recuperó de sus graves heridas. Fue adquirido por la familia Jordana de Pozas, que gestionó el monumento y su entorno, así como las tierras que compraron a los monjes, que fueron siendo vendidas poco a poco a particulares, y finalmente el propio edificio de la iglesia del monasterio pasó a otras manos.

Y el caso es que el deterioro siguió avanzando, incluso fue necesaria una actuación más que urgente en el año 1981, cuando hubo que realizar unas obras para consolidar la torre y evitar que se viniera abajo. Pero el abandono, la desidia y el ‘a mí no me toca’ siguen ahí, supongo que hasta que todo se venga abajo y entonces todo se recalifique y se construyan adosados que encima se llamarían ‘Residencial Monasterio de Santa Fe’.

Para más pena, es el único de los cuatro grandes monasterios cistercienses que tenemos en Aragón, junto a los de Piedra, Rueda y Veruela, que ha sido olvidado y no solo no ha sido ya ni siquiera reformado o reconstruido, sino que tampoco se ha tenido la motivación y vergüenza de conservarlo eficaz y dignamente. Siempre se alega que los daños sufridos en la Guerra de la Independencia, unidos al maltrato de haberse utilizado en el siglo XIX su solar en labores agropecuarias y haberse añadido a su entorno incluso viviendas, son las causas de su desahucio arquitectónico. Sin embargo, no valen excusas, porque ya va para casi dos siglos de dejadez. Se podría entender y perdonar la soledad del monasterio durante un siglo y tres cuartos, pero a partir de entonces, de una fecha donde ya era posible ayudarle a recuperar su brillo, se desbarata cualquier posible excusa. Hay que considerar que incluso el monasterio de Rueda, que tanta rabia daba verlo antes en manos privadas porque también estaba hecho una pura ruina, con ganas y el adecuado valor de acometer lo que es necesario, hoy nos muestra tras una inversión ridícula la belleza y el esplendor de un monasterio reformado, recuperando las visitas y exponiendo partes que antes nunca se habían expuesto al público en general.

Y es que preguntes, digas o indagues aquí y allá, el resultado siempre es el mismo, ya que desde la Consejería de Cultura de la DGA explican que "se trata de una propiedad privada y que por la normativa urbanística es el propietario –en este caso varios– quien debe hacerse cargo del mantenimiento". Pero luego ves de fondo una rendija donde dice aquello de que "en el caso de que se declarara oficialmente en ruina un Bien de Interés Cultural, sería Patrimonio quien debería actuar en consecuencia". Pero no ves que se actúe en consecuencia en nada, salvo en dejar que siga pasando el tiempo, ni se compra a quien debe comprarse, ni se hacen gestiones, ni para qué hablar. Pero si no se actúa pronto, aunque espero que sí, seguro que un día encontraremos ese cartel de la gran promoción ‘Residencial Monasterio de Santa Fe: Aproveche la ocasión de vivir en un lugar privilegiado’.

En Santa Fe, a día de hoy, mientras escribo estas líneas muy cerca del lugar, sentado en un bar restaurante situado a escasos metros del monasterio, ese cartel todavía no existe, pero las principales estructuras, muy deterioradas y que a duras penas continúan en pie, mañana quizás se vengan abajo y entonces...

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