Pinceladas de rutina

SATURACION DEL TRANVIA DE ZARAGOZA / 17/02/2020 / FOTO : OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]
Pinceladas de rutina
Oliver Duch

Me alisto pipiolo en el empeño por ganarme un hueco en el vagón del tranvía. Merodeamos las ocho de la mañana y el ritmo de la ciudad, ya desperezada, es intenso. Poco a poco, va vistiéndose con la luz natural, alternativa a la que tanto les cuesta entregar a las farolas, de destellos mortecinos, tristes. 

Acelero para intentar ubicarme en la montonera; rechazo una puerta y otra, y no me queda más remedio que acceder por la última. Intento comprimirme, reto complejo, para lograr que cierren el acceso. Lo consigo, a medias por mi fe, a medias por la caridad del resto de los viajeros.

No puedo moverme. No puede moverse nadie. A duras penas paso mi tarjeta a alguien para que valide mi viaje por mí. He visto que lo han hecho antes y veo a esa persona acostumbrada. Un poco resignada. Con un amago de sonrisa, me la devuelve. No sé si piso a alguien o si me pisan. Me pregunto si no hubiera estado mejor fletar aquellos viejos tranvías en los que uno podía sujetarse desde fuera, pegado a la parte exterior; sin esas puertas que hoy son garantía de seguridad hacia fuera, pero también territorio que alimenta la claustrofobia.

Supongo que es la necesidad la que nos obliga a desplazarnos en estas condiciones. He visto situaciones parecidas con tranvías repletos de jóvenes rumbo a Valdespartera durante las fiestas. Que atinaba a contemplar perezoso desde la barrera del paseo. El abanico de gente es hoy mucho más amplio, repleto de aspirantes a llegar al trabajo.

"Voy a bajar", me avisa una desplazada para garantizar que le deje un hueco. Solo así podrá llegar hasta la salida. Tengo suerte. Estoy estampado contra la puerta. "Yo también", le replico. No sigo. Renuncio mientras calculo el tiempo que me costará la travesía que me queda por recorrer andando. El empuje de la apertura de la puerta me deja ya en la calle. Lo agradezco. No miro para atrás, aunque hay gente que aspira a entrar. Creo que son más que los que abandonamos el vagón.

Despega el día. Una jornada más para desembalar la rutina de mi querida Zaragoza.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Miguel Gay)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión