Por
  • Pilar Cernuda

De mal en peor

Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Efe

Pedro Sánchez no decepciona: no hay día sin nuevos pasos hacia el despropósito más absoluto. Provoca intranquilidad, desazón y rabia en gran parte de los españoles al colocarse física y políticamente al lado de los que pretenden la destrucción del Estado.

Pletórico por sus avances (la fallida investidura de Núñez Feijóo y su designación como nuevo candidato a la investidura) se apresta ahora a alcanzar el siguiente y definitivo objetivo: conseguir los votos necesarios para mantenerse en la presidencia del Gobierno.

Lo tiene hecho, no va a encontrar excesivas dificultades. Solo un asunto puede quebrar su sueño: se las tiene que ver con un personaje tan venal como él mismo, tan irresponsable como él mismo, tan antiespañol como él mismo, tan atrabiliario y falto de palabra como él mismo, Carles Puigdemont. Y si bien Sánchez está dispuesto al ‘sí bwana’ ante el prófugo independentista, no está escrito que en el último momento el prófugo independentista decida que se queda en Waterloo, con mansión y todo pagado y con visitantes que le hacen la ola y le tratan de ‘usted’ y ‘Molt Honorable President’.

El único temor de Pedro Sánchez es que Puigdemont cambie de idea. Puede
suceder, aunque es difícil

Pedro Sánchez tiene más poder que la mayoría de los presidentes porque además del vinculado a su cargo ejecutivo, él mismo lo incrementa al carecer de principios y torcer la ley todo lo que puede. Incluso va más allá de la ley, para convertirse en un personaje omnímodo. Solo Puigdemont puede pararle y de hecho algunos afines al prófugo le susurran en la oreja que está bien como está, que la Justicia española cuenta con profesionales que saben buscarle las vueltas al mismísimo presidente del Gobierno, y que se lo piense mucho antes de apalancar a Sánchez en La Moncloa.

En la España actual, con un PP ganador de las elecciones, con inmenso poder territorial y mayoría absoluta en el Senado, más un Rey que cumple escrupulosamente la ley y la Constitución, hace mucho frío. Político. El climático es más intenso en Waterloo, pero mientras le llegue el dinero catalán, Puigdemont vive como un rajá.

Es el único temor de Sánchez, que Puigdemont cambie de idea. Puede suceder, aunque es difícil. Así que mientras se fija la fecha de la investidura, Sánchez va dando pasos que recojan las exigencias de los independentistas.

Así que mientras se fija la fecha de la investidura,
va dando pasos que recojan las exigencias de los independentistas

Aprobará una ley que se llamará como él quiera llamarla, pero será idéntica en resultados a la de la amnistía. Y aplaza lo relacionado con el referéndum. Pero… hay varios peros. El más inmediato, que el Tribunal Supremo presente un recurso de inconstitucionalidad, lo que paralizaría la aplicación hasta que resuelva el TC. Segundo, que el propio TC, presidido por un Conde Pumpido que dice que en su último destino profesional desea demostrar que es un jurista de primera y no acepta presiones, actúe con absoluta independencia.

Así que… toca esperar. Pero nunca conseguirá Pedro Sánchez el respeto de gran parte de los españoles. Se ha aliado ya con quienes nunca debería aliarse un presidente del Gobierno.

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