Unas generaciones entre dos mundos

Unas generaciones entre dos mundos
Unas generaciones entre dos mundos
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El filósofo francés Alexandre Lacroix sentenció hace no mucho que los nacidos antes de 1989 vivían en un mundo indescifrable para ellos. Lógicamente, cuanto uno más se acerca a esa fecha todavía la vida se puede llevar. Pero cuantos más años lleve uno en su calendario menos comprenderá la actual manera de vivir. 

Esto ha pasado siempre. Es ley de vida. Todas las generaciones han creído (salvo excepciones) que su tiempo ha sido el mejor. Me acuerdo de crío de una canción de Karina –que ahora es conocida por la gente más joven por aconsejar en la tele el uso de las mascarillas–, que decía que "cualquier tiempo pasado nos parece mejor". Algo de eso hay. Que lo que nos pasa ahora les pasó a casi todos los que nos precedieron, salvo situaciones muy traumáticas.

Pero lo que está pasando ahora es algo completamente nuevo. Es el desecho completo de todos los que ya no son jóvenes por parte de los donceles ya más maduritos. Y como las generaciones digamos jóvenes suelen estar completamente faltas de cultura general, de empatía, en suma, de conocimiento, pues les es más fácil acabar con los más mayores por inservibles. La aceleración extraordinaria de la cultura digital en poquísimos años (esto es nuevo) ha creado la famosa brecha. Cada vez es más frecuente que empresas despidan a trabajadores –los trabajadores de hoy tienen la desgracia de no estar unidos como los proletarios de antaño, a los que unía la miseria de sus existencias–. Y a estos trabajadores suelen llamarles ‘mayores’, cuando están en la flor de sus vidas.

¡Qué sabios eran los romanos y otros pueblos de la Antigüedad!, cuando los senadores (‘senectos’) eran en realidad los que digamos llevaban el mundo, cuando ahora cualquier miembro de la efebocracia hace y deshace a su gusto. Y echa a sus mayores por inservibles, que se ven desplazados hasta para sacar un billete, pues ahora lo que se lleva son las aplicaciones. Ya no hace falta vernos. Incluso el lenguaje ha cambiado (hay veces que el castellano me parece el swahili). Se han creado multitud de nuevas palabras que hay que aprender, como entreno (por entrenamiento).

Y que no se diga que es por ahorrar letras en los e-mail, pues cuando todo el mundo sabía lo que era un ‘passing-shot’ en el tenis –gracias a los comentarios de Juan José Castillo, aquel del "entró, entró", dejada de Manolo Santana– lo cambiaron por el ‘drive paralelo’, que tiene mas letras. Y encima vuelve a entrar la lengua de Cervantes, ahora que el inglés es ya el fracasado esperanto de nuestros días.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por José Luis Mateos)

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