Ouercane (Morocco), 12/09/2023.- Local residents remove their belongings from a collapsed building during clean-up work in Ouercane, Morocco, 12 September 2023. The magnitude 6.8 earthquake that struck central Morocco late 08 September has killed more than 2,800 people, damaging buildings from villages and towns in an area stretching from the Atlas Mountains to Marrakesh, according to the country's Interior Ministry. Morocco's King Mohammed VI on 09 September declared a three-day national mourning for the victims of the earthquake. (Terremoto/sismo, Marruecos) EFE/EPA/JALAL MORCHIDI
No es el final
EFE / JALAL MORCHIDI

España, Bulgaria, Turquía… y sobre todo Volos. Al norte de Grecia. Lluvias torrenciales que parecían la esperanza a semanas de incendios, inundaciones que lo arrasan todo, puentes que se derrumban, calles totalmente borradas por el lodo, esqueletos de edificios que trituran vidas, hombres y libros encerrados en grandes bibliotecas que llevan al País de Nunca Jamás. 

Esta vez la dana ha tenido nombre masculino, Daniel, el profeta bíblico del Apocalipsis en el siglo II a. C. Una catástrofe nunca vista en Europa, según parece, desde el Diluvio Universal.

Por contra, la sequía amenaza la cosecha de alfalfa, cereales, el alimento del ganado, la escasez de los productos lácteos, el encarecimiento de los precios, la imposibilidad de llegar a fin de mes para tantas familias. Los años de las vacas flacas, que decía mi madre cuando tocaba apretarse el cinturón. Y, además, la desecación de los embalses, la decrecida abismal de los ríos, la muerte de tantos parques naturales con su flora y su fauna. Sin contar con la multiplicidad de enfermedades de la piel humana y de la dermis del planeta, los nuevos virus o la asfixia de sus pulmones. Una vez más, la cadena del ser, del micro al macrocosmos de nuestros clásicos, hecha añicos y cenizas.

Para colmo de males, el terremoto de Marruecos, Marrakech, el bellísimo Atlas… Treinta segundos de temblor se transformaron en un infierno eterno. Viviendas y ciudades demolidas, cuerpos sepultos, cadáveres perdidos en humildes aldeas. Las réplicas llegaron al sur de España, Portugal y Argelia. Los 7,2 grados en la escala Richter representan heridas incurables, escombros en el alma, defensas agrietadas para siempre. Casitas de arcilla, adobe o madera, los niños y ancianos ya no pueden dormir.

"Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y engañarán a muchos. Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el final" (Mateo 24, 5-6).

Veíamos el otro día ‘La historia interminable’ en el Teatro Principal. Para salvar a Fantasía de la nada y la muerte, una hija de Eva o un hijo de Adán deben dar un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. ¿Qué nombre merecemos los humanos para salir del cataclismo de la noche? Hijo o Herederos de la Tierra, podría ser.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por María Pilar Martínez Barca)

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