La producción de alfalfa en Aragón cae un 25% en una campaña muy complicada a causa de la pertinaz sequía. Se trata de un dato relevante dada la importancia de este cultivo en la Comunidad, cuya producción supone la mitad del total nacional. 

Este subsector está sufriendo la escasez de agua de riego y las altísimas temperaturas; estos dos factores han provocado que las mermas en la producción de forrajes desecados hayan sido notables, especialmente en los primeros cortes de campaña. Pero el reto del cambio climático afecta a todos los cultivos. Las altas temperaturas de este verano y la sequía obligan a introducir nuevas técnicas con el objetivo de producir alimentos de forma más eficiente, consumiendo menos recursos (agua, fertilizantes, piensos, energía...) y adaptando la agricultura a las consecuencias de la sequía.

La campaña de riegos de este año ha estado marcada por la sequía, como en 2022. Finalmente, los agricultores aragoneses han podido salvarla, gracias a las lluvias de junio, aunque la imposibilidad de realizar segundas cosechas por la escasez de agua ha mermado la productividad, con pérdida millonarias. Más allá de los resultados puntuales de esta cosecha en la Comunidad, la mayoría de los científicos y expertos aseguran que cada vez será menor la disponibilidad de agua, lo que debe ser asociado a la producción y el precio de los productos agrícolas y ganaderos.

La sequía ha puesto en jaque a la agricultura y la ganadería en Aragón y en el resto de España durante este verano, uno de los más calurosos y más secos de la serie histórica, con temperaturas récord de hasta 44 grados. La escasez de agua obliga a extremar el ahorro de recursos hídricos, modernizar los métodos de producción e investigar para lograr cultivos más eficientes. Ya hay que ponerse a preparar la próxima campaña.