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  • Editorial

El PP se hace con gran parte del poder municipal

Acto de proclamación de Natalia Chueca (PP) como nueva alcaldesa de Zaragoza.
Acto de proclamación de Natalia Chueca (PP) como nueva alcaldesa de Zaragoza.
José Miguel Marco

El PP se ha convertido oficialmente este sábado en la fuerza hegemónica del poder territorial, tanto en Aragón como en el resto de España. En las elecciones del 28 de mayo, logró recuperar todo el músculo institucional que había perdido en la anterior cita con las urnas. En la Comunidad aragonesa, gobierna los principales ayuntamientos y protagoniza un hecho histórico: por primera vez, tres mujeres serán al mismo tiempo las alcaldesas de Zaragoza, Huesca y Teruel. En el conjunto del país, ratifica su liderazgo en 30 de las 50 capitales de provincia más las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Supone triplicar el número de alcaldías de grandes ciudades en comparación con 2019. El mandato de las urnas fue claro: la ciudadanía quiere estabilidad, progreso y políticas fiables que el centroderecha liberal no debe traicionar. El papel constitucional y moderador que el PP ha ejercido en Barcelona y Vitoria, al frenar a los soberanistas, le obliga también a fijar unos límites claros a Vox, con el que ha pactado en decenas de municipios

La constitución de los ayuntamientos evidencia en Aragón que el PP supera el hito de 1995 al cosechar su mayor cuota de gobiernos municipales, acaparar las principales ciudades y, por primera vez, contar con tres alcaldesas al frente de las capitales, Natalia Chueca (Zaragoza), Lorena Orduna (Huesca) y Emma Buj (Teruel). En total, gobernará en 269 municipios, en los que ocupa la alcaldía en 211. A los populares solo se les escapa Ejea de los Caballeros entre las diez localidades más pobladas de Aragón, tras conquistar plazas históricas del PSOE (Utebo) y PAR (Cuarte de Huerva), y mejora el mejor resultado obtenido hace tres décadas, cuando ocupó la alcaldía en seis de ellas. Esta concentración de poder en manos del PP multiplica su responsabilidad ante los ciudadanos y ante las instituciones.

Como una victoria de los valores constitucionales hay que recibir lo sucedido en Barcelona y en Vitoria. En la ciudad condal, un acuerdo de último minuto ha arrebatado el ayuntamiento a los independentistas: el socialista Collboni es el nuevo alcalde con el apoyo del PP y los comunes de Ada Colau. En el País Vasco, los populares también han cumplido con su compromiso de boicotear a los soberanistas: el partido de Núñez Feijóo le ha dado sus votos al PSOE en Vitoria, y en otros cinco ayuntamientos al PNV, para reducir el poder institucional de Bildu, que presentó a 44 etarras como candidatos. En un país democrático como España, lo lógico es que las formaciones que respaldan la Constitución unan sus fuerzas para impedir que tomen el poder aquellos partidos que han declarado que están en contra de la Carta Magna y la forma política del Estado, la monarquía parlamentaria.

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