Estrategias contra la sequía

El Plan Especial de Sequía, actualmente un borrador para consulta pública, prevé, además de la reducción de los caudales ecológicos, la activación de los embalses muertos (en los que el nivel del agua queda por debajo de las tomas del canal), que en casos como El Grado representan 160 hectómetros cúbicos. 

Hay que contemplar todas las opciones, porque, a pesar del consejo de ministros extraordinario del pasado jueves, el Gobierno ha hecho poco hasta ahora para impulsar un Pacto del Agua, al que Pedro Sánchez se comprometió ya en 2019. Desde entonces, la escasez se ha agravado sin que la hayan acompañado propuestas ni soluciones de calado. Es preciso diseñar estrategias de gestión de los ciclos de sequía, de regulación plurianual de los embalses, de modernización de los regadíos, de medidas de ahorro y de incorporación de tecnologías de vanguardia.

A mitad de la primavera, vivimos registros inusuales de falta de lluvias, de escasez de agua almacenada y de elevadas temperaturas, sin que las previsiones indiquen que la situación vaya a mejorar a corto y media plazo. En este contexto, el grueso de las soluciones pasa por un mayor ahorro y por posibles restricciones en verano, pero también requiere medidas a medio y largo plazo para evitar cíclicamente situaciones como la actual.

Lo que sucede ahora no solamente es culpa de la falta de lluvias, sino también de la poca previsión ante las sequías cíclicas y, asimismo, de la ausencia de las inversiones necesarias para disponer del conjunto de infraestructuras que se planificaron hace ya muchos años, pero que todavía no se han ejecutado. El Gobierno debe convocar a todos los agentes involucrados para elaborar un plan ambicioso con el objetivo de afrontar tanto la actual sequía como las futuras, que, según advierten los especialistas, se van a registrar cada vez con más intensidad en los próximos años.