El pasado 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud, fecha en la que se conmemora la creación, en 1948, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya misión consiste en garantizar el acceso universal a unos servicios de salud asequibles y de calidad, además de proteger al mundo de patógenos nuevos y conocidos o de potenciar la ciencia y la información científica en pro de la salud global.

La OMS reconoce la salud como un derecho humano fundamental que supone el estado completo de bienestar físico, mental y social de una persona y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades.

El Día Mundial de la Salud 2023 ha tenido un significado especial, no solo por coincidir con el 75 aniversario de la creación de la OMS, sino también por los trágicos efectos ocasionados en el mundo por la covid-19, que nos han hecho sentir como nunca lo esencial de la sanidad pública de calidad en nuestras vidas.

La OMS debe velar por la salud en el mundo, pero son las distintas administraciones de los Estados quienes deben proteger ese bienestar físico, mental y social de sus ciudadanos, mediante una buena atención sanitaria, que requiere medidas para prevenir las enfermedades, bien para evitarlas en lo posible o detectarlas en sus inicios, además de la realización de las prestaciones y servicios necesarios para promocionar la salud.

Así, la Ley General de Sanidad y el Plan de Salud de la DGA tienen entre sus tareas la promoción de la salud, lograr una adecuada educación sanitaria de la población, la prevención de la enfermedad y no solo su curación, y poder garantizar una buena asistencia sanitaria. Todo eso está muy bien, pero con la pandemia hemos visto en España que existen carencias importantes en la atención sanitaria y que somos deficitarios en promoción de la salud.

La salud pública tiene que estar por encima de todo, por tanto, las instituciones deben tomar las medidas necesarias contra los malos hábitos, sin que quepa oposición a ello en aras a la libertad individual. Malos hábitos que empiezan pronto con el precoz consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, con la toma de alimentos insanos o con una vida sedentaria. Todo ello requiere buena educación sanitaria.

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