Temas candentes

La inteligencia artificial suscita admiración y temores.
La inteligencia artificial suscita admiración y temores.
Pexels / Europa Press

Sigue ‘candente’ -y seguirá- el tema de la inteligencia artificial, de sus maravillas y de sus amenazas. 

Entre estas, según temen muchos, la de sustituirnos a los seres humanos no ya solo como trabajadores, sino también como artistas, literatos y hasta gobernantes. Pero Francisco José Serón, que, como catedrático en el Departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Zaragoza, algo sabe del asunto, nos tranquilizaba un poco en su artículo del día 28 (‘Intencionalidad’) y desvanecía un tanto esos escenarios apocalípticos. Las actividades humanas, nos recordaba Serón, no solo requieren inteligencia, sino también otras cualidades. Por ejemplo, la versatilidad, o la intencionalidad: «Para gobernar es necesaria la intencionalidad para querer interpretar el mundo y para resolver los problemas sociales desde algún punto de vista, ya que éstos nunca tienen solución única»; y «no existen algoritmos con capacidad intencional intrínseca». De lo que se deduce que, más que reemplazar a los políticos (igual es una pena), las herramientas de inteligencia artificial podrán ayudarles «en la toma de decisiones difíciles». Falta les hace. Candente sigue también, pero a causa del fuego de los cañones, la guerra de Ucrania. Y sobre los terribles estragos de las guerras, Ricardo Díez Pellejero aportaba el día 2 (‘Nacidos el 23’) un dato impresionante y desolador: «Solo el 20% de los varones nacidos en la URSS en 1923 sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial: a los que no se llevó por delante la miseria, los barrió la metralla». Los jóvenes rusos vuelven hoy a morir en el campo de batalla. Pero no, como entonces, para defender su país, sino en un conflicto sin sentido. Muy triste.

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