Legislar sin aprender

Sexo y derecho
Legislar sin aprender
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La llamada Ley Trans permite el cambio de sexo en el Registro Civil a partir de 16 años con la sola voluntad de la persona, que puede cambiar de nombre o no, igual que puede amoldar su aspecto al sexo elegido o no hacerlo. De 12 a 16 hay requisitos por tramos y los menores de 12 pueden cambiar su nombre en el DNI y ser tratados con el nombre elegido.

En España y en general en Europa se consideran los 18 años la edad de madurez que permite votar y tomar decisiones jurídicas, pero en la Ley Trans se da potestad de tomar decisiones de calado extraordinario para la persona desde los 12. Hay seis países con autodeterminación de sexo, de los que Dinamarca, Portugal, Malta, Bélgica e Irlanda la permiten a partir de los 18, y sólo Noruega la permite a menores. No se sabe si el Gobierno español ha considerado aportaciones que puedan hacer los otros países sobre su experiencia de la Ley Trans en distintos ámbitos de sus sociedades, o las de Inglaterra o Bélgica, que están dando marcha atrás para replantearla, por sus consecuencias irreversibles.

La redacción de esta ley española de nuevo no ha tenido el necesario debate a fondo escuchando a todos los especialistas, como requieren las cuestiones que son trascendentales. Sí tiene polémica, por la diferencia entre sexo y género, que se confunde.

El sexo es una condición biológica de nacimiento: se es hombre o mujer según los genitales al nacer. El género es la formación de la identidad propia como masculina o femenina, que coincide con el sexo biológico (personas cisgénero) o no (personas transgénero). En el DNI se indica el sexo biológico, y así, el cambio del mismo en el Registro Civil pasa a ser un trámite administrativo que puede hacer una persona sea o no transexual, con intereses quizá perversos y pudiendo rectificarlo a los seis meses de nuevo.

Ahora todo queda validado por lo que dicte el nuevo DNI. Y de momento las mujeres no trans salen muy perjudicadas. ¿Cambiar de nombre ya justifica poder competir en una categoría deportiva femenina conservando la biología masculina por ejemplo, o para compartir espacios en gimnasios, baños, dormitorios, cárceles y otros entornos exponiendo a mujeres a circunstancias inseguras o dudosas? ¿No hemos aprendido de errores aún sin corregir?

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