Cien días para encontrar la llave del Gobierno
Aragón encara la cuenta atrás al 28-M con el centro político malherido, casi muerto. A cien días de las elecciones, la confianza de sus votantes está por los suelos. Avanzan a trompicones el PAR y Cs hacia una cita electoral en la que todos están en campaña y ellos no tienen ni candidatos, porque intentan dinamitar los partidos desde dentro y desde fuera.
Y resuenan en las Cortes reproches subidos de tono, acusaciones de transfuguismo basadas en "cantinelas" sin contrastar, confundiendo la tribuna del Parlamento con la barra de un bar. Haciendo leña hasta de los árboles (casi) caídos. Olvidando que en política todo tiene un principio y todo tiene un final. Y suele ser traumático.
No se entiende el pasado y presente de Aragón sin José Ángel Biel, el verdadero clavico del abanico, el que se intenta subir al carro de Aragoneses cuando le invitan a dejar el barco del PAR, al sentirse traicionados. Su protagonismo viene de largo. A él le debe Aragón haber llegado a la autonomía por la vía lenta, la del 143, en lugar de la rápida (151) por la revuelta de Montalbán; en Teruel, su feudo, el que le permitió decantar gobiernos hacia un lado y al contrario. No pasan por él los años, ni las ansias de dirigir la Comunidad. Desde dentro o desde fuera.
El esperpento del centro eclipsa las contradicciones de una izquierda que es rehén de las discrepancias pactadas para seguir en el Gobierno. Despejan con ello el camino a IU, el verso suelto. PSOE y PP se culpan entre sí de la descomposición de PAR y Cs y miran a Teruel Existe, que en cien días demostrará si tiene la llave del Gobierno.
