Hoy es el día contra el cáncer infantil y hace sólo once que fue el día mundial contra la enfermedad. Febrero es el mes del cáncer. Pero desgraciadamente, el resto del calendario también lo será para miles de personas. En España cada dos minutos se produce un diagnóstico de esta enfermedad que padecerán en su vida uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres. 

Pero la investigación destinada a luchar contra este mal no llega ni al 2% del PIB, apenas el 1,4%, según el último informe de la AECC y la Fundación La Caixa. ¿Por qué si una enfermedad resulta tan devastadora no se invierte más en evitarla o curarla? Paramos el covid gracias a que antes el virus paró el mundo. Millones de euros y de dólares, públicos y privados, se destinaron a investigar. El resultado ya se conoce. Hace sólo unos días que nos quitamos las mascarillas. Pero las del cáncer son invisibles y ahí siguen. 

Para 2030, la AECC se ha fijado como objetivo el que la supervivencia alcance tasas del 70%, pero para eso hace falta dinero y voluntad. Invertir en una investigación que, ahora, copa la industria privada, y renovar el talento que se envejece al microscopio porque los jóvenes se van y ya no vuelven. ¿Se incluirá algo tan fundamental para la vida en los programas electorales? ¿O acabarán siendo una línea más en papel mojado? El covid paró el mundo, pero el cáncer nos para a todos con cada ausencia que provoca. Sus agujeros son tan profundos que no hay hojas en el calendario que los tapen. Para muchos, siempre será febrero, y para otros, recordarlo y reivindicarlo nos ayuda a pasar la hoja del calendario.