Adiós a las mascarillas

Pasajeros del metro de Madrid con mascarilla.
Pasajeros del metro de Madrid con mascarilla.
A. Carlos Luján / Europa Press

Dentro de poco más de una semana desaparecerá de entre nosotros el penúltimo signo visible de la pandemia, el uso de mascarillas en el transporte público.

 Quedará solamente, para recordarnos los larguísimos meses infernales que hemos pasado a causa del virus de la covid, la obligación de ponérnosla al entrar en hospitales, centros de salud, farmacias y otros establecimientos sanitarios. Para muchos, me parece que la mayoría, el 8 de febrero va a ser una liberación, aunque otros, quizás no pocos, continuarán utilizándola, por si acaso o porque se sienten frágiles y temen que el virus pudiera entrarles torcido. Y no hay que olvidar que la mascarilla nos protege también de gripes, catarros y otras asechanzas víricas y bacterianas, así que no es mala idea que la tengamos a mano. Pero a efectos prácticos y psicológicos, me parece que la retirada de este adminículo de autobuses, tranvías, metros, trenes y aviones viene a ser una especie de ‘¡la pandemia ha terminado!’, el final de la pesadilla. Aunque en realidad ya hace casi un año que había pasado a ocupar un lugar secundario en nuestras preocupaciones. Y, por otra parte, tampoco hay que pasarlo por alto, la OMS todavía no ha ‘decretado’ el final de esta pandemia, que en algunos países -véase China- sigue haciendo estragos. Aquí, en Aragón, el virus todavía puede afectar gravemente a algunas personas, pero en nuestras ucis solo hay dos pacientes ‘con’ covid, que no necesariamente ‘por’ covid, cuando en los picos de la epidemia han llegado a ser más de cien. Crucemos los dedos, que nunca se sabe, pero parece que, esta vez sí, lo peor ha quedado atrás.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión