Navidades sin tregua

Navidades sin tregua
Navidades sin tregua
Pixabay

Entramos en la semana de la Nochebuena y los misiles siguen cayendo sobre Ucrania mientras en los frentes continúan los combates. 

¿No sería posible ni siquiera una tregua navideña? ¿No habrá un talento diplomático capaz de proponerla y de acordarla? Una tregua no es el fin de la guerra. Es más, a veces los contendientes la utilizan para rearmarse, reagruparse y aumentar después la agresividad de la lucha. Pero aunque no ponga fin a la guerra una tregua puede ser un signo de buena voluntad. Y quién sabe, a veces por los resquicios de la buena voluntad pueden colarse los deseos de paz. Y pienso que tanto en Ucrania como en Rusia tiene que haber muchas personas deseando el retorno de la paz, aunque no estén entre ellas precisamente ni Putin ni Zelenski. No pongo a uno y al otro al mismo nivel. Ucrania ha sido atacada y se defiende, con su dinámico presidente a la cabeza. Putin ha emprendido una loca aventura de violencia y destrucción al margen del derecho y contra toda justicia. No es lo mismo. Pero una tregua navideña ni menguaría el derecho de Ucrania a defenderse ni le daría a Putin la razón que no tiene. Simplemente sería un gesto, y unos días de alivio para los combatientes y para sus familias. En fin, es hablar por hablar, porque da la impresión de que las treguas navideñas no están en la agenda. Tampoco parece, en otro orden de cosas, que en la política española vaya a declararse estos días una tregua, ni siquiera un periodo de reflexión, que falta nos haría. Al contrario, caminamos hacia la Nochebuena sobre nuestro propio campo de minas. Y no será raro que saltemos por los aires.

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