Por
  • Juan Luis Saldaña

Figuritas y billetes

Colección de fútbol argentina sobre el Mundial de Fútbol.
Colección de fútbol argentina sobre el Mundial de Fútbol.
Juan Ignacio Roncoroni / Efe

En Argentina, los cromos se llaman figuritas.

 Esto es maravilloso y deberíamos copiarlo, como ya hemos adoptado sin medida algunas expresiones del deporte. Nos fascina decir ‘costado’ treinta veces en cada retransmisión futbolística en lugar de banda, lateral o extremo. En Argentina se han acabado las figuritas y todavía faltan dos meses para el Mundial. Ha sido una cuestión seria. La empresa Panini ha sufrido manifestaciones de personas indignadas delante de su planta y -esto es lo mejor- el Ministerio de Economía ha tenido que mediar en el asunto. La Secretaría de Comercio Interior ha publicado el ‘tweet’ con más éxito de su historia en el que informa de una reunión entre la Unión de Kiosqueros y Panini para encontrar soluciones. La inflación supera el cien por cien en Argentina. El desajuste entre oferta y demanda es algo habitual allá. En el caso de los cromos, la descompensación viene condicionada, entre otras cosas, porque un gran número de adultos ha comprado figuritas para sus propias colecciones. No solo es cosa de niños. El humorista Jero Freixas ha hecho varios vídeos al respecto. Hay en ellos un mensaje de profundidad: ¡impriman figuritas, no billetes! ¡La gente quiere figuritas, no quiere más billetes! En Europa esto quizá nos suena raro, pero debemos tener cuidado. El Banco Central Europeo sigue imprimiendo dinero con el llamado plan antifragmentación y el futuro no parece nada claro. Mientras cambiamos cromos en una calma tensa, en otras instancias imprimen la complicadísima colección de la recesión.

Juan Luis Saldaña es escritor y periodista

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