Boicot intolerable

Sectores independentistas han boicoteado el homenaje a las víctimas de los atentados de la Rambla de Barcelona y Cambrils en su quinto aniversario. Los familiares y amigos de las 16 víctimas mortales y de los varios centenares de heridos han tenido que soportar a un reducto de fanáticos capaces de interrumpir el minuto de silencio y el acto institucional. Estos grupos de secesionistas, alentados por Carles Puigdemont y Laura Borràs, han acaparado protagonismo para seguir lanzando su ridícula sospecha de que el Estado español perpetró la matanza, a pesar de los hechos demostrados en los juicios y de que numerosos informes nacionales e internacionales han negado de plano las dudas que una parte del independentismo viene vertiendo desde hace un lustro.

Barcelona ha recordado penosamente el quinto aniversario del atentado yihadista que el 17 de agosto del 2017 segó en un instante la vida de 13 transeúntes en la Rambla y, más tarde, de otras tres personas, incluida la zaragozana Ana María Suárez en Cambrils. En total fallecieron 16 seres humanos y más de 300 resultaron heridos o afectados a consecuencia de los actos terroristas. A pesar de la gran dimensión de la tragedia, el independentismo ha alterado gravemente el acto institucional con unos gritos impropios para la ocasión y ante muchas personas venidas del extranjero para rendir homenaje a los muertos y heridos.

Es inaceptable que las víctimas del terrorismo queden desplazadas del centro de la atención pública y de la acción institucional. Los secesionistas tienen derecho a defender sus ideas, pero no a costa de ensombrecer actos en las que no tienen ningún papel. Quienes sufren las consecuencias directas e indirectas de un ataque deben quedar a salvo de las campañas propagandísticas de los que solo buscan la polarización de la sociedad.