Juan Benet y Calanda

Una calle de Calanda.
Una calle de Calanda.
Laura Uranga / HERALDO

La Generación del Niké, con Miguel Labordeta al frente, se inventó la OPI (Oficina Poética Internacional) y decidió celebrar diferentes ritos y liturgias y repartir cargos y prebendas imaginarios. 

Lo mismo hizo la legendaria ‘Orden de Caballeros de Don Juan Tenorio’, creada en Madrid en 1949, que tuvo según su carta fundacional «un carácter mixto de Academia Literaria y Orden de Caballería». Su primer y gran objetivo fue defender el mito de Don Juan como perteneciente al Tenorio de Zorrilla, «en la misma medida que el de Don Quijote es hijo de Cervantes, el de Hamlet de Shakespeare o el de Fausto de Goethe».

La Orden estaba gobernada por un Comendador (el aragonés Pepín Bello, cuyas potestades y autoridad dimanaban directamente de José Zorrilla) y tenía un Consejo -formado por quince caballeros y seis damas, el mismo número de personajes de la obra de Zorrilla- que recibía la denominación de ‘Consejo de la Estatua de Piedra’. Para entrar en la Orden y ser caballero era imprescindible conocer de memoria al menos quince versos seguidos del Tenorio, lo que ciertamente no parecía requisito de difícil cumplimiento. Entre los caballeros fundadores estaban Francisco Vighi, Rafael Romero de Torres, Paulino Garagorri, Fernando Chueca Goitia… y aragoneses como Pepín Bello, Alfonso Buñuel, José Camón Aznar, Víctor Fairén y el doctor Eusebio Oliver. Más tarde se incorporarían el torero Domingo Ortega, Julián Marías, Antonio Díaz Cañabate, Antonio Garrigues o Juan Benet.

La Orden instituyó un premio de teatro civil (así lo llamaban): el Gran Premio Mejía de teatro para los amigos de Don Juan Tenorio, que «no para masas»; y el primero de ellos, correspondiente al año 1952, lo obtuvo Juan Benet con su obra (en un acto único y 5 escenas) titulada ‘El Burlador de Calanda’, que se estrenó en el Mesón de Fuencarral el 29 de noviembre de ese mismo año, interpretada por el propio Benet, su mujer Nuria Jordana, Fernando Chueca, Alfonso Buñuel, Severino Bello, Carlos Arniches y el torero Domingo Ortega, que casualmente había toreado en Calanda el 14 de octubre de ese año, en un festival benéfico organizado por los Buñuel, junto con Luis Miguel, Domingo y Pepe Dominguín, Rafael Santa Cruz y Braulio Lausín ‘Gitanillo de Ricla’. En la obra de Benet, irónica, cáustica y satírica, un Don Juan inválido y anciano propone al Burlador de Calanda seducir a su propia hija para evitar que ésta se enamore de un marinero zangolotino; Don Juan le pregunta al Burlador cómo es Calanda y éste le responde que «muy buena tierra»; y aparece como personaje el músico Ricardo Wagner que al final de la obra se va con el Burlador a Calanda. ‘El Burlador de Calanda’ se publicó en 1960 en una rarísima edición de 250 ejemplares numerados, que para mi deshonra no tengo y que he conocido gracias a la amabilidad de M.ª Luisa Eixarch.

No sería ésta la única relación de Benet con Calanda. Tres años más tarde, en 1955, el 13 de octubre, Benet hizo el paseíllo en la plaza de toros de Calanda, formando parte de la cuadrilla del torero Rafael Ortega. En aquel festejo se lidiaron 5 novillos de la ganadería de Doña Piedad Figueroa para los diestros Pepe Dominguín, Luis Miguel Dominguín, Rafael Ortega, Antonio Palacios y el novillero de Alcorisa Jesús Omedas. Al tratarse de un festival se utilizó el traje campero, y no el traje de luces como erróneamente Pepín Bello le contó a José Antonio Martín Otín, ‘Petón’, y éste recogió en su libro ‘La desesperación del té (27 veces Pepín Bello)’. Fueron anunciados como banderilleros de aquel festival, y así se hizo constar en el cartel, Juan Benet y José Bello. El apodo utilizado por Benet fue el de ‘Peque’, muy apropiado para un hombre que rondaba los dos metros de altura, y el de José Bello, ‘Pepín’, que era como todo el mundo conocía al aragonés amigo de la Generación del 27. En ese cartel, que tuve en las manos gracias a M.ª Luisa Eixarch, hija del entonces médico de Calanda, que lo conserva, se anunció como puntillero el arquitecto Fernando Chueca Goitia, primo hermano de Benet. Si llegaron a salir o no del burladero es cosa, queridos lectores, que no estoy en condición de confirmaros.

José Luis Melero es miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis

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