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Profesores armados

Fotos del tiroteo en una escuela en Texas
Tiroteo en una escuela en Texas
Agencias

Como a un santo dos pistolas. Esa era la imagen que antaño se usaba para reprochar a alguien lo mal que le sentaba una vestimenta. Pero es todavía peor cómo le queda un arma a un maestro. Si el beato tiene que dar buen ejemplo con su forma de actuar, el docente aún más porque sirve de referencia a quienes regirán la sociedad en el futuro.

El Congreso del estado de Ohio ha aprobado que los profesores reciban clases de cómo usar armas de fuego para permitirles utilizarlas en las aulas con el objetivo de frenar los tiroteos. ¿Qué tipo de lección puede ofrecer un docente pistola en mano? Los chavales de este lado del Atlántico, ajenos a dramáticas escenas como las vividas en el colegio de Texas, imaginan a su profesor de turno apuntando desde su mesa con un kalashnikov a un díscolo Juanito que ha osado desenvolver el bocadillo de jamón antes de que sonara el timbre del recreo.

Una fórmula más pacífica que indirectamente puede contribuir a atajar la violencia la han puesto en práctica algunos profesores en aulas de distintas partes del mundo: piden a los niños que, si quieren saber cuál es su alumno favorito, se acerquen uno a uno y miren en el interior de la caja que tiene delante. Una vez que han visto el contenido, los chavales regresan a sus asientos sin pisar el suelo, como movidos por alas, con una sonrisa de oreja a oreja. Acaban de ser dotados con un superpoder: el de la autoestima.

El espejo en el fondo de la caja del profesor tiene la capacidad de generar en los alumnos una inmunidad a prueba de balas, les confiere la munición necesaria para defenderse de sus miedos y fantasmas. Porque quien se siente integrado y querido no mata. Eso sí que desarma.

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