Los nuevos fondos europeos

Los nuevos fondos europeos.
Los nuevos fondos europeos.
Pixabay

La nueva generación de ayudas europeas para afrontar la era postcovid puede ser una nueva oportunidad para España... si somos capaces de elevar nuestra capacidad de gestión. 

Como nos recuerdan los expertos, el grado de ejecución de esas ayudas se suele quedar en el 30%, un porcentaje realmente bajo que traduce que pasan filtros exigentes. Ahora, aseguran nuestros dirigentes que se gastará hasta el último céntimo. Ojalá.

En los noventa, los fondos estructurales nos permitieron dar un gran salto en infraestructuras y comunicaciones –como autovías y AVE que hoy disfrutamos–. Las nuevas ayudas pueden ser decisivas para progresar en sostenibilidad, cohesión e igualdad, de acuerdo con los fines ‘transformadores’ que constan en las convocatorias.

Pero acceder a ellos no es fácil y se abren paso con más facilidad los proyectos medibles y cuantificables, generalmente presentados por empresas que cuentan con equipos multidisciplinares con capacidad para abordar todas las facetas posibles. Por contra, lo tienen más difícil los que, aun partiendo de buenas ideas, tienen un perímetro más vago.

Con frecuencia España no ha sabido aprovechar por completo las ayudas
que llegan de Europa

Los hemos visto con los fondos Next para la modernización del turismo otorgados en Aragón, que ascienden a 30 millones de euros, un 87% de los cuales se van a destinar a inversiones en el sector del esquí. Solo cuatro millones de euros han ido a otros proyectos, a repartir entre la comarca del Matarraña y las murallas de Daroca. Todo será bienvenido pero, sobre las ayudas al Matarraña, lo más ‘next generation’ resultará preservar su paisaje. Y sobre Daroca, es a todas luces insuficiente: urge abordar en grande su singular y valioso casco urbano, porque hay que salvar mucho más que los torreones.

Y sí, ha resultado insólito que Zaragoza se haya quedado sin nada, lo que ha dado pie a que el alcalde diga que el Gobierno de Pedro Sánchez beneficia a las administraciones de su color y el de sus aliados. Pero más de uno se pregunta si Zaragoza ha ido con proyectos que costara ningunear. Convertir a la ciudad en la referencia de la alimentación sostenible es una gran iniciativa, que ha quedado en barbecho, sobre la que seguramente se podrá volver.

Pero si estamos hablando de turismo, se han echado en falta propuestas de largo alcance, como podría ser la adquisición de la única casa donde vivió Goya en la ciudad que sigue en pie. O, estando muy bien la celebración en Zaragoza de la entrega de los premios Feroz, hacer algo más transformador y perdurable como convertir el Palacio Fuenclara, que ya acogió cine y filmoteca, en la casa del cine de Zaragoza.

El miércoles la vicepresidenta del Gobierno de España anunció que Aragón tiene asignados más de 500 millones de euros de los fondos Next. Nuestro reto es ser capaces de consumirlos en proyectos transformadores y que no dejen a nadie atrás. Porque tampoco vale coger velocidades de circuito de Indianápolis si una parte de la ciudadanía va en bicicleta. Es el caso de la digitalización, tanto en la Administración como en las empresas, que hace crecer la economía pero mengua a las personas.

Esta vez tiene que ser diferente, es preciso que empresas
y administraciones gestionen bien los fondos europeos postcovid

Proyectos en los que se vuelquen expertos de los distintos sectores y se puedan ir conociendo, para hacerlos nuestros y deseados. Aunque no vaya a recibir fondos Next (¿o sí?), de eso está adoleciendo el futuro del campo de fútbol. Zaragoza, como urbe pujante del noreste de España, necesita un nuevo estadio. Pero se echa en falta el conocimiento de expertos que explique dónde y cómo conviene hacerlo, de acuerdo con las coordenadas de la tercera década del siglo XXI, tan distinta al mundo anterior.

Se haga donde se haga –incluso permaneciendo en su sitio–, requerirá decisiones y recursos públicos. Estaría bien oír hablar a profesionales de los colegios profesionales concernidos, sean arquitectos, ingenieros o economistas, o a profesores de las dos escuelas de Arquitectura o del CPS. Que nos cuenten qué funciona hoy, o no, sus ventajas y sus dificultades. Que nuestros representantes públicos tomen sus decisiones con la mejor información y el mayor refrendo social.

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