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  • Marcos Garcés Lizama

Un poco de cordura por, favor

Granja de cerdos en la provincia de Teruel
Un poco de cordura, por favor.
Javier Escribe

La famosa entrevista al ministro Garzón en The Guardian (la auténtica, no la versionada en función de intereses) quizá no sea para enfadarse tanto, pero tampoco para aplaudirle.

Quitando lo obvio, el gravísimo error de hablar en un medio extranjero de que parte de la carne que exporta tu país es de mala calidad (“poor quality meat”) y utiliza el maltrato animal, el principal problema es que un ministro de un país con una sociedad que por lo general desconoce el sector que produce los alimentos, contrapone ganadería extensiva con macrogranjas, olvidando el resto de los modelos. No los niega, pero tampoco los nombra y es ahí donde se genera esa confusión entre quien no conoce el sector y le lleva a relacionar macrogranja con intensivo y además, en la entrevista, se asocia con el maltrato animal. Cuestión, esta última, en la que no voy a profundizar porque conozco la normativa y controles que se aplican al respecto y si hay algún desalmado (que puede haberlo, como en todos sectores) que maltrata ganado entiendo que se le aplica la ley. Es más, hay muchísimo más control que en el mundo animales domésticos, por ejemplo. Los estándares europeos de bienestar animal están entre los más altos del mundo.

El caso es que además de la ganadería extensiva, que en la mayoría de las ocasiones es el modelo ideal tanto agronómicamente, como social y medioambientalmente por excelencia, tenemos una ganadería, denominada, para bien o para mal, intensiva (y que no tiene que ver con las macro-granjas), que aprovecha las cosechas que se producen alrededor de la granja, produce animales de calidad, utilizan los estiércoles de forma eficiente para fertilizar la tierra (minimizando la huella agrícola por el consumo de fertilizantes químicos), generan valor añadido en el territorio y son parte esencial de ciclos de economía circular y/o bioeconomía. Y todo esto lo sé porque soy agricultor y ganadero y participo en un proyecto así, Naturuel, en la provincia de Teruel, no porque me lo haya contado nadie o lo haya visto en un documental.

La agricultura y la ganadería, como el resto de los sectores tenemos el reto climático por delante, es obvio. Nuestro sector es clave porque además de la necesaria reducción en las emisiones y el estar en contacto directo con ecosistemas es necesario almacenar parte del carbono de la atmosfera en el suelo. Esto se consigue con un manejo adecuado del suelo y una simbiosis de ganadería y agricultura que se traduce en rotación de cultivos, aprovechamiento de recursos y residuos mutuos, aprovechamiento de excedentes y kilometro cero en el alimento del ganado o el fertilizante de la tierra (estiércoles), entre otras cosas. Y sí, tampoco podemos negar que hay abominables ejemplos de mal uso de los estiércoles que se traducen en contaminación, pero no es la norma, cuando se detectan hay que denunciarlos y corregirlos y cada vez hay más control e información sobre el manejo de estos.

Creo que toda esta polémica nos debe servir para aprender, al menos, tres cosas. La primera es que tenemos que formar mejor a los consumidores, enseñarles cómo es el sector que produce los alimentos y cómo se producen. La segunda sería que el sector agrícola y ganadero debemos comunicar mejor, enseñar mejor qué hacemos, y no podemos tolerar respuestas viscerales y de odio como las que hemos visto estos días sin, además un mínimo análisis, ni tampoco debemos atrincherarnos en el “vienen a por mí” y no salir de ahí, debemos tener un dialogo constante con los consumidores. Pero, sobre todo, espero que todos hayamos visto que tenemos pendiente un debate de modelo agrícola y ganadero en este país aplicando, eso sí, el conocimiento del objeto en cuestión y sin fundamentalismos, porque mientras el ministro de consumo dice esto la política agraria y mercantil potencia el aterrizaje de megaproyectos y fondos de inversión, o la entrada de productos con sustancias prohibidas aquí que luego compiten de tú a tú en los lineales sin un etiquetado claro con nuestros productos y provocan pérdidas tremendas de renta en el sector. Nos guste o no mientras tengamos la costumbre de comer todos los días habrá agricultura y ganadería y tenemos que elegir si la queremos con agricultores y ganaderos en el territorio o con grandes fondos que vienen y van sin importarles el entorno.

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