Por
  • Fernando Víctor Zamora Chueca

Goya y su espacio

Autorretrato de Goya en 1815.
Autorretrato de Goya en 1815.
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Estamos en el último mes del año en que se ha cumplido el 275 aniversario del nacimiento de nuestro gran genio de la pintura Francisco Goya; y durante todo este año se ha llevado a cabo todo tipo de actos, conmemoraciones, conferencias, artículos, etc.; resaltando de entre ellos la visita de los Reyes a Fuendetodos, la localidad de su nacimiento, respecto de la cual la asociación ‘Territorio Goya’ dice que pretenden hacer algo similar a lo que los ingleses han hecho con el lugar de nacimiento de su gloria literaria Shakespeare.

También ha sido muy interesante la idea del Ayuntamiento de Zaragoza de convertir la Lonja en el espacio Goya. A mí me parece un edificio ideal por su ubicación, su historia y su belleza arquitectónica, pero creo, radicalmente, que este espacio que desde hace tanto tiempo venimos buscando en nuestra ciudad no puede ser solamente un edificio, sino debería ser algo más ambicioso, más importante: en lo espiritual debería ser "un proyecto común" (en el sentido que da a esta frase nuestro sabio filósofo Ortega al hablar de la nación) de todos los zaragozanos: de los ciudadanos, empresas, instituciones y partidos políticos; estos últimos deberían obrar en buena gobernanza y solidaridad, prescindiendo de intereses partidistas, para que no nos ocurra como con el campo de futbol.

En el aspecto material el espacio pretendido tendría que abarcar todos los posibles escenarios y actuaciones que seamos capaces de programar para mostrar al mundo todo lo que no puede verse en ninguna otra parte: el lugar de nacimiento de Goya, los sitios de nuestra capital en los que vivió con sus padres, donde fue al colegio, donde encontró algún amigo del alma, así como todos los sitios en los que trabajó en nuestra ciudad y sus alrededores (Cartuja de Aula Dei) y en todos los pueblos de la provincia en los que hay muestras de su juvenil pintura, sobradamente conocidos.

Todo este amplísimo proyecto debe estar encaminado a que sea una realidad en 2028, en cuyo año se cumplirán doscientos del fallecimiento de Goya en Burdeos. Podemos hacerlo bien porque tenemos tiempo para ello, pero es esencial que prime ante todo el aludido espíritu de proyecto en común de todos los zaragozanos, porque el espacio Goya que se llegue a crear, además de ser el gran homenaje que nuestro genio universal merece, sería también un gran impulso para seguir resaltando en el mundo el nombre de nuestra querida ciudad.

Para ir sobre seguro, quizá fuera conveniente que ya en 2022 se constituyera un comité de expertos que fueran delineando las líneas básicas de este repetido proyecto, entre cuyos componentes no deben faltar ni el increíble José Luis Melero (como ejemplo de esfuerzo ciudadano), que en un cercano articulo en HERALDO (17 de abril, pág. 21) nos narraba las fatigas que sufrió para hacerse con una carta autógrafa de Zuloaga (documento extraordinario que muestra la génesis de la compra de la casa natal de Goya en Fuendetodos), en el que con su somardez baturra decía que sus hijos aún se están preguntando el porqué de la pobre dieta que sufrieran el mes en que compró dicha carta. Tampoco debería faltar nuestro veterano periodista Juan Dominguez Lasierra, quien durante todo este año nos ha mostrado con estupendos artículos en HERALDO su hondo conocimiento sobre Goya e incluso los actos realizados en otras conmemoraciones.

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