La segunda y última jornada del debate sobre el estado de la Comunidad ha servido para que la oposición dé su réplica al discurso de Javier Lambán en un ambiente de ‘guante blanco’; con críticas, pero sin crispación. El líder del PP aragonés ha censurado que el presidente se empeñe en describir un Aragón «idílico y placentero» que «no es real». No obstante, el próximo relevo de Luis María Beamonte ha hecho que Lambán haya estado más pendiente de la zona de invitados (donde estaba el nuevo hombre fuerte del PP, el alcalde Jorge Azcón) que de la tribuna de oradores. Por eso ha insistido en lanzar propuestas para Zaragoza. De hecho, el debate ha servido más para abrir la pugna Lambán-Azcón, de cara a las elecciones de 2023, que para que la oposición, excesivamente relajada, ejecutara su papel de control de la acción de gobierno.

Beamonte ha presentado su imagen del «Aragón real», que nada tiene que ver con el «idílico y glorioso» que dibujó Lambán en su discurso del miércoles. A cambio, el presidente ha anunciado que su Gobierno pondrá en venta en breve 2,5 millones de metros cuadrados en el polígono de Malpica y en el PTR para satisfacer las demandas de las empresas. Es decir, la cita en las Cortes, aun siendo singular por la relevancia institucional del debate, no se ha salido del guion previsible. Lambán sale bien parado lanzando propuestas e iniciativas, sobre todo dirigidas a los zaragozanos por estrategia preelectoral; Beamonte supera una prueba en la que se jugaba poco porque abandona la presidencia del partido; el cuatripartito garantiza la estabilidad del Ejecutivo; y el resto de la oposición se muestra en exceso neutralizada y, en el caso de Vox, más pendiente de su argumentario nacional que de los asuntos regionales. Sea como fuere, unos y otros se tienen que enfrentar ahora al reto de mejorar la economía y el bienestar de la Comunidad.