Patrimonio industrial

TERMICA ANDORRA/23.07.2021/JAVIER BELVER[[[FOTOGRAFOS]]]
'Patrimonio industrial'
Javier Belver

Nuestro patrimonio -en los campos cultural, artístico o industrial- debe protegerse para guardar su memoria y su vinculación con los pueblos y comarcas. 

Me refiero, por ejemplo, a lo que queda de la antigua central térmica de Escucha. La empresa Repsol va a retomar sus planes para la demolición completa de esa central.

En 2020 la empresa solicitó la suspensión temporal del proyecto de derribo ante el interés del ayuntamiento en conseguir la propiedad y darle un aprovechamiento turístico. Sin embargo, el alcalde actual ve imposible que el municipio asuma la restauración y la explotación turística de lo que se quería conservar porque endeudaría al ayuntamiento por muchos años.

Entre un extremo y el otro -conservar mucho o derruirlo todo- hay un término medio. El alcalde de Escucha, Héctor García, añade que al ayuntamiento le gustaría que se preservara algún elemento de la construcción, como recuerdo del pasado termoeléctrico de la localidad, aunque reconoce que es difícil y que casi no queda margen de tiempo para lograrlo.

Las administraciones y también la empresa, como protagonista en la economía de la zona, deberían llegar a un acuerdo para conservar algún elemento y para que su mantenimiento fuese viable. Bastaría una chimenea, una torre o algún edificio representativo, para que alrededor de él se pueda recordar lo que supuso para las gentes que allí trabajaron o dependieron de la central.

Es difícil ser optimista con el precedente de los trabajos de derribo de la central de Endesa en Andorra. Los trabajos se iniciaron el 25 de febrero pasado, en un proyecto que dará trabajo durante 48 meses a unas 140 personas. Los últimos elementos que caerán serán la chimenea y las tres torres de refrigeración. Se usará dinamita y en unas horas las cuatro infraestructuras estarán en el suelo.

La petición que se ha hecho de salvar la chimenea y las tres torres parece que no cabe en los planes de Endesa. Es una pena que no se reconsidere esta decisión porque la chimenea es un símbolo de Andorra, de todo el Bajo Aragón histórico y de la provincia de Teruel. La térmica ha sido motor de buena parte del empleo en las cuencas mineras y del empleo indirecto generado en el Bajo Aragón. No se entiende que el ayuntamiento de Andorra no se haya movido para no borrar del todo lo que supuso la Central.

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