Shuarma: "Nos sentimos como un grupo que empieza y que tiene que convencer"

La banda Elefantes regresa a Zaragoza con un concierto en el Teatro de las Esquinas.

Shuarma: "Nos sentimos como un grupo que empieza y que tiene que convencer"
Shuarma: "Nos sentimos como un grupo que empieza y que tiene que convencer"

Shuarma, Jordi Ramiro, Julio Cascán y Hugo Toscano son las cuatro patas de la banda Elefantes, la formación barcelona que, tras su regreso en 2014 con el disco 'El rinoceronte', recala de nuevo en la capital aragonesa. El cantante Shuarma confirma que Elefantes llega a Zaragoza para mostrar y demostrar que la emoción sigue siendo su estado natural dentro y fuera del escenario.

'El rinoceronte' es el título del último disco de Elefantes, publicado en 2014. ¿De dónde surge tanta estampida?

La última canción del disco, que también lleva ese título, está escrita tras levantarme por la mañana después de un sueño indescifrable en el que se repetía mucho la imagen de un rinoceronte. Es una canción que tiene que ver con el subconsciente. Me parecía interesante lanzar un mensaje que cada uno interpretara realmente a su manera. Que no fuera muy descifrable.

En este disco, ¿se desmarcan del pasado o retoman la línea de anteriores trabajos?

Hay diferencias y similitudes pero no nos hemos planteado nada sobre qué queríamos hacer ni por dónde tenemos que llevar el grupo. Lo que nos salía mejor era dejarnos llevar. Por eso también creo que Elefantes ha estado siempre en un lugar inclasificable, no ha sido ni un grupo comercial ni un grupo indie. Siempre hemos estado un poco en tierra de nadie. Hemos hecho lo que hemos sentido, sin concesiones hacia ningún lado más que a lo que nosotros sentíamos que teníamos que hacer como músicos. Y eso es por lo que queríamos apostar a la hora de volver, no tanto por buscar un éxito o un reconocimiento. Hay diferencias, porque los años pasan y cada uno se nutre de cosas distintas, la vida afecta de una manera o de otra, la visión se amplia o disminuye. Pero también hay muchas similitudes porque somos esas cuatro personas que cuando se unen crean un cierto tipo de energía.

El regreso de Elefantes y la publicación de 'El rinoceronte' fue un tanto inesperado, en el momento en que usted tenía un disco en solitario a punto de salir...

Ya estaba grabado, me quedaba mezclarlo y, de repente, nos sorprendió a todos volver a reunir a Elefantes. Un día, Hugo, que habitualmente vive en Málaga, llamó y dijo: “Oye, estoy en Barcelona, ¿por qué no nos juntamos los cuatro?”. En ocho años no nos habíamos sentados los cuatro juntos. Nunca. No sé por qué. Pero ese día nos encontramos. Fue juntarnos y al cabo de cinco minutos ya sabíamos que había grupo otra vez. Con la misma facilidad con la que se separó el grupo porque también fue en un momento de éxito,

¿Y por qué se separaron?

Las cosas nos iban bien, se vendían discos en aquella época, se ganaba dinero con la música, hacíamos un montón de bolos, la gente iba a los conciertos y en aquel momento se rompió la conexión entre nosotros, todavía no sabemos muy bien qué fue, pero algo se desarmonizó y decidimos ser consecuentes con eso. Pero eso mismo es lo que también nos ha vuelto a unir. Nos pilló muy de sorpresa a todos. Sentimos que esto esto vivo otra vez y dijimos: "Vamos".

En su regreso a Zaragoza, ¿qué va a encontrar su público?

Una banda que que sabe lo que es perder un grupo y que se ha vuelto a unir. Tenemos unas ganas tremendas de subirnos a los escenarios, de cantar las canciones, de estar con la gente, de disfrutar, en definitiva, y de hacer disfrutar a los demás. Siento que estamos un poco en el plano del trovador con una misión, que es alegrar a la gente. Es una época complicada y difícil para muchas personas. Con el grupo vamos a los pueblos, a las ciudades, cantamos canciones para que el público se olvide un rato de sus cosas, para hacerles sonreír, llorar, emocionarse... 

¿Y esas intenciones se reflejan en las letras de sus temas?

Creo que sí. Hay una parte más introspectiva mía que siempre ha estado pero también es cierto que cada vez hay un punto más vitalista, más positivo. No solamente está presente la parte ombliguista que tenemos muchas veces los músicos del yo, yo y yo. También contienen una parte más social con el ánimo de intentar levantar un poco la mirada.

Usted siempre ha estado comprometido con causas sociales...

He tenido la suerte de viajar, de ver cosas y darme cuenta de que no todo el mundo tiene las comodidades que otros tenemos. Siento el compromiso de intentar aportar mi grano de arena. Pero no hace falta irse a África. Una sonrisa a un camarero, a quien te vende el pan, son gestos que forman parte de una revolución,  de cuidar tu entorno y cuidarte a ti mismo, intentar dar lo mejor y transmitir lo positivo porque ya hay bastantes cosas negativas y difíciles. Creo que nuestro trabajo es positivizar en la medida de lo posible.

En su carrera como músico destacan varios duetos con artistas como Amaral, Volador, Bunbury o el añorado Antonio Vega...

Me siento muy afortunado de que me llamen para cantar porque tiene algo de reconocimiento de lo que uno hace y porque aprendes un montón. Cuando compartes una canción, que no es solo el momento del escenario, tienes una nueva visión, distinta a la tuya. Eso te enriquece como músico. He tenido la fortuna de compartir y grabar con mucha gente, unos más conocidos que otros, pero todos aportan exactamente igual. He disfrutado mucho las colaboraciones tanto con gente conocida como no conocida. Probablemente, con quien más he disfrutado es con Antonio Vega porque me unía una amistad muy grande. Fue un tío que siempre me ha emocionado profundamente, uno de los que me ha hecho ser músico. 

Enrique Bunbury también ha jugado un papel muy importante en la carrera de Elefantes...

Y a nivel personal, porque me une una amistad muy grande con Enrique. El fue el que nos puso en un escenario, por decirlo de alguna manera, delante del público. Ya teníamos una carrera pero no nos venía a ver nadie porque nadie nos conocía. La primera vez que tocamos en Zaragoza, en los 90, había cuatro personas en la sala Morrissey, cinco, contando a Enrique. Lo que hizo fue colocarnos en un escenario donde estaba su público, gustamos y pudimos acompañar a Enrique en la gira de 'Pequeño Cabaret Ambulante' por España y América. Eso nos permitió enseñar nuestra propuesta. Y eso es algo que espero que también podamos hacer nosotros con otros grupos en su momento y ojalá más artistas lo hagan porque es la manera de que todo esto se mueva. Con Enrique, a nivel profesional, nos une todo eso y también otro proyecto, Bushido, un experimento musical del que queremos hacer la segunda parte pero nunca encontramos el momento.

En 'Escuchar el viento' uno de los cortes de 'El rinoceronte' incorpora algún que otro requiebro en la voz que recuerda a Triana...

Soy muy fan de Triana. Probablemente, es uno de mis mayores referentes musicales. Triana tenía una cosa que es muy importante: emoción. Muchas veces, en la música actual, que me encanta y que la disfruto mucho, estamos muy planos, ni una voz más alta que otra, no vaya a ser que nos molestemos. A mi me gusta la emoción. Triana tenía eso e intento que esté también en mis canciones. 'El rinoceronte' es un disco emocional, igual que el próximo disco que publicaremos. La música, la creación, está absolutamente vinculada a las emociones y al sentimiento. Disfruto mucho con Raphael, Perales, Rocío Jurado... me refiero a su parte emocional. Tienen un potencial increíble al mismo nivel que Tom Waits o Nick Cave... Para mí, la emoción de Nick Cave es totalmente parecida a la de Rocío Jurado.

Y entre tantas emociones, ¿por dónde discurrirá la nueva senda de Elefantes?

Si toda va bien, en septiembre sacaremos el nuevo álbum. Aunque al final los discos siempre se retrasan y aún nos estamos redescubriendo como grupo. 'El rinoceronte' ha sido un disco de encuentro. No ensayamos para grabar el disco porque pensábamos que era bonito descubrir lo que éramos en el estudio y ver si realmente era de verdad. Y lo es. Nos sentimos como una banda que empieza y que tiene que convencer a todo el mundo. Venimos a Zaragoza a tocar y a convencer, no con la sensación de que es una plaza que tenemos ganada. Para nosotros es un sitio al que nos unen muchas cosas pero salimos muy nerviosos al escenario, a dar lo mejor de nosotros y a convencer a cada una de las personas que nos dedique su tiempo.