Mayte Martín: “Necesito el arte como un mundo alternativo que es bello, que me calma de los dolores”

La cantante catalana actúa este sábado 4 de mayo (20.00) en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza

Mayte Martín actúa este sábado 4 de mayo en Zaragoza.
Mayte Martín actúa este sábado 4 de mayo en Zaragoza.
Isabel Camps

¿Hasta qué punto le chirría esa manida frase que habla de un artista saliendo de su zona de confort? ¿Lo ha hecho usted con este disco?

No sé cuál es mi zona -ríe- si hablamos de un estilo. La zona de confort para un artista es aquella en la que estás feliz, donde haces lo que te place. Mi segundo disco fue de boleros, y de los 10 que tengo solamente dos son de flamenco, por eso no me considero cantaora, sino cantante. Una cantante a la que le encanta el flamenco y muchas otras cosas.

Porque el flamenco siempre está ahí, con usted, aunque no lo aflamenque todo.

Claro, no tiene que ser algo explícito. Lo amo, fue mi primera palabra musical. Paralelamente a cualquier proyecto en el que esté metida, ahí está. Por ejemplo, este año tengo conciertos de la gira de ‘Tatuajes’, mi nuevo disco, nada flamenco, y también recitales muy flamencos. Yo nunca lo aparco, nunca me aparto de él, pero tengo necesidad de expresarme con otros lenguajes musicales. También te diré que cada vez se me encasilla menos.

En ‘Tatuajes’ hay clásicos cortaveneros, otras tiernas hasta el extremo, que usted lleva a su propia sensibilidad. ¿Cómo las ha elegido?

Pues ha sido lo más fácil de todo el proceso con este disco. Cuando me puse con el papel en blanco para anotar mis tatuajes musicales, fueron cayendo de un modo muy natural en la lista, hasta que corté la selección porque, evidentemente, seguirían apareciendo canciones increíbles para incluir. No le di muchas vueltas al proceso, lo sentí; solamente recurrí a mi inventario emocional, y ya.

¿Sin pensar mucho en cuáles eran más apropiadas para su tesitura? El invento ha funcionado de lujo, desde luego.

La verdad es que no pensé en ningún momento si tendría que adaptarme a esas canciones o, por el contrario, ellas tendrían que amoldarse a mí. Me lancé a por ellas, sintiendo además que si al enfrentarme a ellas había alguna que se resistía, que no conseguía cantar sin sentirme incómoda, solamente era cuestión de desecharla. Lo que pasa es que no ocurrió.

¿Tiene alguna favorita de este disco para los directos?

¡Todas! Al hacerlo porque me gusta, me cuesta elegir una como favorito. Ten en cuenta que lo último que has hecho ilusiona siempre un poco más, pero bueno... de los anteriores me encantan ‘Tempo rubato’ o ‘Al cantar a Manuel’, entre otras. De este último disco me quedo con ‘Ne me quitte pas’, de Jacques Brel: de hecho, es mi canción favorita de todos los tiempos.

Cantarla será una responsabilidad enorme, entonces.

Ya lo creo. Siento esa responsabilidad con todas las canciones que he metido en este disco. Todas están muy bien paridas, armadas e interpretadas por sus compositores e intérprete originales, de todas se han hecho grandes versiones. Con ‘Ne me quitte pas’ tengo claro que no la mejoro ni la igualo: la pasas por tu filtro, te dejas ir y ya está, siempre desde el respeto y todo el rigor posible.

¿Ha sentido la tentación de hacer conjeturas sobre lo que estaba en la cabeza de los compositores cuyas obras están presentes en este trabajo suyo?

En el caso de Brel, está muy claro en la letra, una canción que habla del desgarro del amor sin pudor alguno. Hoy en día se le hubiera considerado un energúmeno peligroso a alguien que dice “quiero ser la sombra de tu perro” en una letra. Es la canción de amor por excelencia. Y ‘Alfonsina y el mar’ es otra canción de ‘Gillette', tremenda.

¿Cómo se lleva Mayte Martín con los premios? Tiene unos cuantos.

A nadie le dan igual, creo yo, y los agradezco. Eso sí, no les doy excesiva importancia. Es verdad que tengo unos cuantos premios, pero quizá no te refieres a los que estoy pensando yo. Mi premio es haber grabado un disco con Tete Montoliu y haberle conocido, entre otros premios que me otorgado la vida en forma de gente maravillosa y que sigo recibiendo cada día; por ejemplo, cuando me para alguien por la calle y me dice que lo que hago le parece una maravilla.

Se sabe que es usted cinéfila. ¿Se anima a elegir una peli como recomendación?

Te diré que mi película preferida, mi favorita del mundo mundial, es ‘Cinema Paradiso’, desde la banda sonora a la belleza incomensurable de cada secuencia. La escena de los besos es maravillosa, todos las recordamos, pero hay muchas otras geniales. Otra que me encanta es ‘Amor bajo el espino blanco’; adoro el cine japonés, por cierto, desde Mifune a Kurosawa. Bueno, y el chino con películas como ‘Deseando amar’, de Wong Kar Wai. Son obras muy poéticas: me gusta que la gente emplee la poesía para sacar sus emociones. Eso sí, yo funciono al revés: necesito el arte como un mundo alternativo que es bello, que me calma del dolor de las realidades.

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