La Santa Capilla del Pilar... que no era la Santa Capilla

La sala Balclis de Barcelona acaba de subastar un cuadro antiguo con una enigmática imagen de la Virgen del Pilar y el martirio de Santa Engracia

La pintura y un detalle en el que se ve la Virgen del Pilar.
La pintura y un detalle en el que se ve la Virgen del Pilar.
Víctor Meneses

La sala Balclis de Barcelona ha ofrecido en subasta online un misterioso cuadro que representa el episodio del martirio de Santa Engracia y sus compañeros y en el que puede verse en un segundo plano una imagen de la Virgen del Pilar en lo que parece ser la primitiva Santa Capilla. Se trata de un óleo sobre lienzo de 73 por 51 centímetros, que la sala fecha en el siglo XVII y del que apenas aporta datos, porque no se conocen. "Escuela aragonesa del siglo XVII. Mártires de Zaragoza con una vista de la ciudad", lo describe Balclis. Y, en el apartado de estado de conservación, asegura: "Forrado. Abundante craquelado y partes barridas. Antiguas restauraciones y leves repintes. Marco en madera tallada y dorada, con faltas y desperfectos".

La pintura no es de gran calidad y le vendría muy bien una restauración que la limpiara y consolidara su craquelado. Pero, al margen de eso, ofrece una perspectiva inédita de lo que parece ser la primitiva Santa Capilla y la Zaragoza del siglo XVII. Pero, ¿qué hay de cierto y qué hay de falso en esa visión de la capital aragonesa?

"En lo que sabemos, no se parece a la Santa Capilla antigua ni a la moderna -señala el historiador del arte Arturo Ansón-, así que la conclusión más probable es que se trate de una recreación, de una idealización".

Arturo Ansón, que ha dedicado varios trabajos de investigación a la Santa Capilla, entre ellos un libro de la colección CAI 100 que escribió junto a Belén Boloqui, cree que esa idealización se debe, seguramente, "a que el pintor que realizó el cuadro no era aragonés. Probablemente recibió el encargo de un cuadro con esa temática, y echó mano de algún grabado antiguo, y con eso y su imaginación hizo todo lo demás. Es una pintura de finales del siglo XVII o principios del XVIII, eso sin duda, pero hay muchos detalles que no encajan con lo que sabemos de la Zaragoza de esa época. Aparece una ciudad amurallada al fondo, pero esa es la capital aragonesa o cualquier otra ciudad con murallas. Si hubiera sido un pintor de aquí, creo que la visión que hubiera plasmado en el cuadro, tanto de la Virgen como del Pilar y la ciudad, hubiera sido distinta. Lo que vemos es una idealización barroca de lo que el pintor debió pensar que era la Santa Capilla". 

Hay otro detalle que no encaja, y es que en la escena central puede verse a un romano agrediendo con arma blanca a una mujer, en lo que cabría interpretarse, por la temática del cuadro, como la muerte de Santa Engracia. El problema es que Santa Engracia fue azotada, arrastrada por caballos por toda la ciudad, colocada en una aspa donde se le torturó, se le arrancó el hígado, se la amputó el pecho izquierdo y, finalmente, se la mató con un clavo en la frente. "Un artista aragonés -concluye Arturo Ansón- hubiera retratado a la santa como el clavo o el agujero en la frente". 

El cuadro de autor anónimo, en todas sus dimensiones
El cuadro de autor anónimo, en todas sus dimensiones
Sala Balclis

Ficción o realidad, el caso es que de la antigua Santa Capilla aún se desconocen cosas. Según la tradición, en el lugar en el que se había aparecido la Virgen sobre una columna de jaspe, se levantó en el siglo I un templo cristiano, en humilde adobe, consagrado a María. Un templo que se amplió, en estilo imperial-cristiano, y en el que se mantuvo el culto durante la dominación musulmana. Tras la Reconquista, la Santa Capilla era un edificio anexo al templo, abierto en dos de sus lados y separado de los zaragozanos por una reja.

Hacia 1189 se iniciaron las obras de la nueva iglesia, románica, y en la primera mitad del siglo XV las llamas destruyeron la Santa Capilla y el templo anexo. En 1515, a instancias del arzobispo Hernando de Aragón, se inauguró una nueva iglesia, mudéjar, que fue la que se derribó para construir el templo actual. Hasta 1737, año en que se inauguró la configuración actual, la Santa Capilla era un edificio pequeño y rectangular, de unos 12 por 6 metros, iluminado por velas. Estaba comunicado a su iglesia aunque funcionaba como un espacio religioso independiente. Una capillita pegada a uno de sus muros, con un retablo de alabastro y dos pinturas góticas, permitía a los fieles acercarse a besar la Columna.

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