Blog - Los desastres de la guerra

por Gervasio Sánchez

Elisa Garrido, una heroína de Magallón en el burdel de los nazis del campo de Ravensbrück

Fermina Cañaveras presentó ‘El barracón de las mujeres’ (Espasa) en la librería La Pantera Rossa de Zaragoza, una novela contra el olvido y las brutales vejaciones a las presas

La autora del libro, Fermina Cañaveras.
La autora del libro, Fermina Cañaveras.
Espasa

El azar nunca descansa para nadie. La historiadora Fermina Cañaveras (Torrenueva, Ciudad Real, 1977) se encontró con él como si fuera un arabesco del destino: preparaba un trabajo de fin de carrera sobre la movimientos clandestinos del Partido Comunista en Madrid y, en una entrevista, una mujer, Carmen, le abrió los ojos y la espiral a una "historia espeluznante, dura e incómoda, brutal, que sucedió en el campo de concentración de Ravensbrück, carca de Berlín".

Fermina recuerda que en aquel campo, desde 1939 hasta su clausura en 1945, hubo 130.000 mujeres; se calcula que murieron 50.000 y que "al menos, según mis datos, unas 400 fueron obligadas a ejercer la prostitución tras un proceso degradante de selección. Si se resistían, era ejecutadas, algo que también pasaba a menudo simplemente porque las consideraban inadecuadas o enfermas. Una vez que las elegían, llevaban tatuadas en el pecho las palabras ‘Feld-hure’, puta de campo, con el número de reclusa y un triángulo negro e invertido que se destinaba a las lesbianas, a las prostitutas deportadas y a otras mujeres que consideraban marginales", dice.

Fermina Cañaveras presentó su libro ‘El barracón de las mujeres’ (Espasa) el pasado miércoles en la librería La Pantera Rossa de Zaragoza. "Esas mujeres fueron objeto de todas las brutalidades y humillaciones: solían ser violadas entre 15 y 30 veces al día. Algunos hechos fueron tan monstruosos que he tenido que hacer un esfuerzo para huir del morbo y la crueldad". 

Cañaveras explica que "he mitigado la crudeza con sensibilidad y el máximo respeto, porque muchas mujeres fueron víctimas de guardianas sádicas del III Reich, que practicaban verdaderas aberraciones, o médicos que parecían volverse locos y hacían todo tipo de experimentos con las embarazadas y sus fetos, y que las obligaban a desfilar desde el amanecer entre cadáveres. Parecía inconcebible que todo eso lo hubiera hecho el hombre".

Rigor desde la ficción

"¿Por qué he escrito una novela? Me gusta ser rigurosa y había algunos datos que no sabía, que no podía completar, que no podía documentar del todo. Por eso elegí la ficción: una ficción que nace de los testimonios de muchas mujeres, no solo españolas, de entrevistas personales, de los documentos, de los libros", dice Fermina.

La novela tiene dos focos: es la historia actual de María, periodista apasionada por la historia, en crisis laboral y también amorosa con su compañera Carla, que se encuentra con una mujer que le contará muchos de los horrores que pasó. Por otra parte, es la historia de un personaje lleno de coraje y dignidad: Isadora Ramírez, que se fue de España buscando a su hermano, que fue violada y que fue destinada al burdel.

"En la novela hay muchas reivindicaciones. ‘El barracón de las mujeres’ cuenta esa insoportable temporada en el infierno. Neus Catalá, uno de los personajes reales, dijo algo que explica el espíritu de la narración: esas mujeres no solo soportaron la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, también sufrieron el olvido. Mi novela es el intento de resarcir esa inmensa herida y también quería reivindicar a las mujeres lesbianas, tan perseguidas", agrega Fermina Cañaveras.

Identificación de la magallonera Elisa Garrido.
Identificación de la magallonera Elisa Garrido.
H. A.

Una de las mujeres de Ravensbrück fue la zaragozana Elisa Garrido (Magallón, Zaragoza, 1909-Toulouse, Francia, 1990). "Esa maña es uno de mis personajes favoritos. En medio del horror tuvo un gesto de coraje que conmueve: incendió la fábrica de obuses del Comando Hafag. Fue objeto de todo tipo de vejaciones: la ultrajaron en aquellos ritos de iniciación terribles que practicaban los nazis. Dedicó su vida a colaborar con todas las mujeres. Es una de mis heroínas, y creo sinceramente que en el libro hay unas cuantas", concluye Fermina Cañaveras.

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