música

Sidonie regresa a Zaragoza, su "segunda casa", con todo el papel vendido en la sala Oasis

La banda barcelonesa, con 27 años de carrera musical, presenta este sábado el disco ‘Marc, Axel y Jes’. Su nexo con la capital aragonesa arranca desde sus inicios

Marc Ros, cantante de Sidonie, en el último FIZ en la sala Multiusos.
Marc Ros, cantante de Sidonie, en el último FIZ en la sala Multiusos.
José Miguel Marco

Pese a ser barceloneses por los cuatro costados, tocar en Zaragoza es sinónimo de "regresar a casa" para los integrantes de Sidonie. Y es que la banda catalana selló desde sus inicios a finales del siglo pasado una historia de amor con la capital aragonesa que se perpetúa hasta nuestros días. No hay gira que no recale al menos en una ocasión aquí. La noche de este sábado 24 de febrero se escribirá un capítulo más de este idilio en una atestada sala Oasis.

Una pasión correspondida por los zaragozanos, que agotaron con meses de antelación todas las entradas para la velada de este sábado (22.00), en la que la excusa para el reencuentro es la presentación de ‘Marc, Axel y Jes’, su última incursión discográfica.

El fogonazo primigenio se produjo en los albores de su carrera, cuando Marc Ros (cantante y guitarra), Jesús Senra (bajo) y Axel Pi (batería, cuya familia materna proviene de Ejea de los Caballeros) eran unos jóvenes inconscientes y enfebrecidos por la música. "Zaragoza fue la segunda ciudad en la que tocamos al nacer el grupo. La primera fue Tarragona. Cosas así las recuerdas toda la vida. Y desde entonces hemos intentado tocar allí al menos una vez cada año. Tenemos amistades ya desde la época del Niño Gusano. Siempre es una alegría volver", explica Marc Ros.

Precisamente el Niño Gusano, con el genio Sergio Algora como imbatible comandante, fue el introductor de Sidonie en la escena zaragozana. Descubrieron y adoraron El Fantasma de los Ojos Azules, el hoy desaparecido mágico bar que crearon Sergio Vinadé y Andrés Perruca, guitarrista y batería de ENG. Allí se convirtieron en impenitentes feligreses en sus habituales safaris nocturnos. "Admiramos, veneramos y queremos a Sergio Algora. Siempre será un referente", confiesa Axel. Toma el relevo el cantante para completar la alabanza: "Por un lado está el escritor, el poeta-músico que sigo disfrutando. Por el otro, recuerdo al chaval que conocí y la forma que tenía de mirarte y de tocarte. Era pura naturalidad, de esas personas que hacen que sientas que eres su mejor amigo aunque sea la primera vez que te ve. Lo tengo muy presente con sus libros y sus discos".

La extinta sala Morrissey, la Lata de Bombillas (la antigua y la nueva), el FIZ y unas buenas migas en el plato son otros puntos neurálgicos en su mapa sentimental zaragozano.

Energía y power pop

Tras 27 años de carrera, en la que han trazado una constante trayectoria ascendente, les han salvado la pasión por la música y su camaradería a prueba de bombas. El trío Marc-Jes-Axel es indestructible. "En los inicios teníamos mucha arrogancia y algo queda de eso. Todavía nos creemos que somos el mejor grupo del mundo. Con esa chulería, en esa época ya pensábamos que seríamos una banda eterna. Aprendimos a cuidarnos y a cuidar al grupo. Pocas bandas se basan en la amistad, como nosotros. Desde entonces no tengo la sensación de que voy a trabajar cuando quedo con Axel y con Jesús para ensayar o para tocar, sino que voy a pasármelo bien", revela Marc Ros.

Casi tres décadas de vigencia que retorna a las esencias de la energía y el power pop más descarnado en este nuevo álbum que hoy defenderán en el emblemático local de la calle de Boggiero. "Es un disco de minutaje corto y de canciones con poco barroquismo. Vamos bastante directos al grano con nuestra guitarra, bajo y batería", concluye la voz de Sidonie.

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