¿Y si usamos la segunda planta de la Lonja?

El Ayuntamiento de Zaragoza intenta sortear las reticencias de la Comisión de Patrimonio para convertir el edificio en un centro dedicado a Goya.

La segunda planta de la Lonja se ubica con la galería de arquillos o mirador de la parte alta del edificio.
La segunda planta de la Lonja se ubica con la galería de arquillos o mirador de la parte alta del edificio.
Víctor Meneses

A finales del 2022, la Comisión Provincial de Patrimonio desestimó la idea que había propuesto el Ayuntamiento de Zaragoza de usar la segunda planta de la Lonja para su proyectado espacio dedicado a Goya  porque contemplaba distintas afecciones al interior del monumento y la construcción de dos torres con ascensores y escaleras adosadas  a uno de sus muros, el que da al paseo de Echegaray y Caballero. Con esa decisión, parecía que el proyecto dedicado a Goya entraba en vía muerta porque, aunque se trataba de algo eminentemente virtual (el Ayuntamiento no tiene obras originales del artista de Fuendetodos) sí que precisaba utilizar la segunda planta del edificio, porque así duplicaba su espacio.

Pero en los últimos meses la consejera de Cultura, Educación y Turismo del Ayuntamiento, Sara Fernández, en conversaciones informales, ha seguido insistiendo en que el proyecto "está vivo" y en que se va a presentar otra propuesta que la hará viable. Ahora, el que fuera director de Arquitectura del Ayuntamiento de Zaragoza, Ricardo Usón, acaba de publicar un artículo en el último número de la revista 'Aragón Turístico y Monumental' sobre 'El mirador de la Lonja de Zaragoza'. En él recorre la historia del edificio para asegurar que ya desde sus orígenes estaba previsto el acceso a la planta superior, y que tuvo dos escaleras en la fachada más próxima al río. 

Y aún más: el arquitecto pone el acento en algo evidente, que si antiguamente se accedía a la planta superior era porque había accesos. Y que al menos "dos ventanales sirvieron de paso", al tiempo que defiende que el aspecto actual de la construcción se debe en parte a la filosofía de las restauraciones que ha tenido. 

¿Cómo es la segunda planta de la Lonja?

"La fachada norte ha devenido en una idealización propia de la restauración romántica del siglo XIX", subraya Usón. Y en su artículo asegura que "las actuales visuales del monumento y su propia presencia están lejos de parecerse a las originales y responden al resultado de las sucesivas intervenciones acontecidas en la última centuria". Para concluir, refiriéndose a la última propuesta municipal,  que, "sin embargo, a pesar de la constatación histórica de los accesos y la aptitud iconográfica del alzado, el mirador de la Lonja seguirá inaccesible. La propuesta fue desestimada tanto porque se alteraría la configuración del monumento como porque las dos construcciones complementarias afectarían negativamente a su visualización y al carácter del área". 

Imagen del interior de la planta superior de la Lonja.
Imagen del interior de la planta superior de la Lonja.
Heraldo.es

Ricardo Usón no es solo arquitecto. Académico de la Real de Nobles y Bellas Artes de San Luis, hace tan solo unos meses publicaba el primero de los tres volúmenes que tendrá una obra ciclópea: 'La arquitectura medieval cristiana de Zaragoza' (Institución Fernando el Católico). Está acostumbrado a bucear en archivos en busca del pasado remoto de los edificios. Aunque la Lonja no entra propiamente en su estudio, al ser renacentista, ha rastreado el pasado de la construcción y extraído numerosos datos sobre su evolución.  

Según cuenta en el artículo de 'Aragón turístico y monumental', la parte superior de la Lonja fue contratada con el maestro Martín de Gaztelu en 1552 y al mirador se accedía mediante una escalera de caracol adosada en la fachada septentrional, la que da al Ebro. Según la 'Vista de Zaragoza' que el pintor Wyngaerde realizó en 1563, la escalera estaba dentro de una torre rematada por un pequeño chapitel. Esa escalera se cita ya en un documento de 1556. Desde el principio, la planta superior de la Lonja se usó como armería, y posteriormente como archivo notarial. Esa escalera se derribó en el siglo XIX, mucho tiempo después de que se hubiera construido otra en el extremo opuesto de la misma fachada, y que desapareció a principios del siglo pasado.

Ricardo Usón recuerda en su artículo un dato que hasta ahora había pasado inadvertido. Y es que aunque la planta superior de la Lonja ha estado sin uso desde hace décadas (solo se ha podido acceder a ella en los últimos tiempos con una autoescala de los bomberos), el actual no es el primer intento de recuperarla. En 1989, en plena campaña electoral, José Manuel Díaz Sancho, entonces concejal de Cultura, anunció su intención de convocar un concurso de ideas "para recuperar el piso superior de la Lonja, adosando "al palacio renacentista una torre exterior de acceso que podría ser similar a las columnas de hierro y cristal proyectadas en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid". Pero el concurso ni siquiera llegó a convocarse. La restauración del edificio, iniciada en 1987, concluyó en 1991.

¿Es la imagen que tenemos de la Lonja una recreación romántica, como defiende el director de Arquitectura del Ayuntamiento de Zaragoza? ¿Es lícito abrir accesos donde históricamente los hubo? ¿O, por el contrario, la Lonja, que fue declarada Monumento Nacional en 1931, no puede ni debe alterar su fisonomía, como defiende la Comisión de Patrimonio? El debate está servido. 

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