Ana Santos: "La Biblioteca Nacional debe servir para proporcionarnos nuevos conocimientos"

La zaragozana, directora de la institución durante el último decenio, será relevada por Óscar Arroyo

Ana Santos, este viernes, en su despacho de la Biblioteca Nacional.
Ana Santos, este viernes, en su despacho de la Biblioteca Nacional.
Enrique Cidoncha

El Patronato de la Biblioteca Nacional, presidido por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ratificó este martes el nombramiento de Óscar Arroyo como nuevo responsable de la institución. La zaragozana Ana Santos, directora en el último decenio (2013-2024), se jubila. El consejo de ministros ratificará el relevo en breve. 

El Patronato de la Biblioteca Nacional, presidido por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ratificó ayer el nombramiento de Óscar Arroyo como nuevo responsable de la institución. La zaragozana Ana Santos, directora en el último decenio (2013-2024), se jubila. El consejo de ministros ratificará el relevo en breve. 
Esta casa es compleja e intento dejarle todo ordenado. Cuando llegué, tuve la suerte de conocer ya la institución, pero no es el caso de Óscar Arroyo, que viene de las bibliotecas públicas. 

Las cifras de 2023...
Son apabullantes. Hemos cerrado el año con 86.400 préstamos en sala, 1.967.362 descargas en la Biblioteca Digital y 6.586.578 documentos descargados en la Hemeroteca Digital. Cerca de 240.000 personas han visitado las exposiciones y 8.000 han asistido a actos culturales. Más de 13 millones de personas han entrado en nuestra página web. En los últimos 10 años la biblioteca ha tenido más usuarios que en toda su historia anterior. Estas cifras demuestran que la institución ha sabido adaptarse a la sociedad que le ha tocado vivir sin perder en ningún momento el trato exquisito y especializado a los que vienen a investigar. 

Sorprende la cifra de visitantes para las exposiciones, unos 700 al día. No es nada fácil, mostrando libros y material bibliográfico.  
Es que no solo los exponemos, sino que los usamos para contar una historia e intentar despertar en el visitante la necesidad de descubrir más sobre un tema en concreto. En las exposiciones contamos historias. Hemos conseguido también que nos visiten muchos jóvenes, lo que me alegra especialmente porque, pese a la visión negativa que a veces se da de ellos, siempre he pensado que todo les puede interesar si la oferta es buena. A la Biblioteca Nacional viene todo tipo de público: hay quien solo nos visita para hacerse una fotografía en la escalinata junto a la escultura de Alfonso X el Sabio, pero también quien entra a disfrutar de la cultura: jóvenes, familias enteras, turistas...

Hace un año, tras anunciar que se jubilaba, a la hora de hacer balance no destacaba tanto los logros culturales como el marco legislativo en el que deja a la Biblioteca. 
Creo que las dos leyes y los dos reales decretos han sido fundamentales para salvaguardar la esencia y la labor de la Biblioteca Nacional. Han servido para devolverle el estatus que había perdido y también para adaptarla a la situación actual: la regulación del Depósito Legal es hoy una de las más avanzadas de Europa. Ha incorporado la creación digital, algo a mi juicio básico por la evanescencia de los contenidos en internet, que seguramente serán las fuentes históricas del futuro. No me quiero imaginar lo que se habría perdido si no hubiéramos empezado a hacer recolecciones de la web española hace casi 10 años. La Biblioteca Nacional, además, se rige ahora por el Patronato y su comisión permanente, que se reúne todos los meses.

Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional, este viernes en su despacho.
Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional, este viernes en su despacho.
Enrique Cidoncha

También ha prestado especial atención a otros soportes culturales, los impresos efímeros, el humorismo gráfico, el cómic...
Ya se prestaba atención a estos soportes antes de mi llegada, pero se ha realizado un esfuerzo extra. Hemos conseguido atraer a la institución a los humoristas gráficos, que han demostrado una enorme generosidad con la Biblioteca Nacional. Tenemos dibujos de Forges, de Peridis... Y hemos incorporado los videojuegos. Hicimos un llamamiento a los coleccionistas y nos donaron cientos de videojuegos.

Para algunas instituciones, los legados, las donaciones, son un problema.
Nosotros los consideramos un privilegio. Son documentos únicos y en muchos casos conservan lo culturalmente más valioso, el reflejo de la capacidad de creación de quienes nos los entregan. Esperemos que se sigan incrementando. España no se puede permitir que acaben en universidades norteamericanas.

Hace varios meses se anunció que se iban a hacer obras en la sede del paseo de Recoletos. 
Ya se ha adjudicado el anteproyecto de reforma a un estudio de arquitectura navarro. Las obras van a ser muy importantes para la institución porque se abrirán espacios ciudadanos para quienes quieran aprender y disfrutar en la biblioteca. Se va a habilitar una cafetería restaurante, abierta al jardín, donde también se desarrollarán actividades culturales y proyectos pedagógicos. Espero que las obras estén terminadas a fines de 2026 o a lo largo de 2027. Me hace mucha ilusión ver el resultado. 

¿Y en cuanto al almacenaje? ¿Cómo va la nueva torre prevista en Alcalá de Henares?
Estamos trabajando con una empresa pública para ver las mejores opciones de almacenamiento. Ahora tenemos seis torres, y queremos que la nueva sea un espacio moderno, robotizado, en las mejores condiciones. Pero la obra está aún sin contratar.

Ese es uno de los grandes problemas de una biblioteca, el espacio. Cada vez hay más que conservar.
No hay que conservarlo todo, solo aquello que tenga algún tipo de valor cultural. El problema para los bibliotecarios es que el valor cultural de algo lo determina siempre un futuro más o menos lejano. En 1605, cuando el impresor Juan de la Cuesta realizó la primera edición del Quijote, no le dio la menor importancia al manuscrito de Cervantes porque entonces no tenía ni idea de lo que iba a ser ese libro. Hoy sería un tesoro. 

¿Alguna espinita clavada?
Me hubiera gustado conseguir algunas mejoras para el personal laboral de la biblioteca, que se tramitaran algunos complementos para ellos. Y, lógicamente, haber visto terminado el proyecto de reforma de la sede de Recoletos. Pero me voy con un enorme sentimiento de gratitud: he recibido mucho más de lo que he dado.

Buena parte del fondo antiguo más valioso ya está en formato digital. Pero durante su mandato se ha digitalizado también mucha prensa histórica, hasta el punto de situarnos a la altura de Estados Unidos, Reino Unido o Francia.
Queda mucho por hacer y se seguirá haciendo. La historia de la prensa española se conserva en la Biblioteca Nacional, con muchas colecciones que no están en ningún otro sitio. Es uno de los fondos que más se ha digitalizado: en 2023, 12.027.694 páginas de prensa, frente a las 2.123.741 páginas de la Biblioteca Digital Hispánica. Tenemos el mayor corpus de contenido en abierto en lengua española y respetando los derechos de autor. Otro esfuerzo muy importante que se ha hecho en los últimos años ha sido la catalogación de las colecciones históricas. Hace años, un investigador tenía que venir a Madrid y consultar los ficheros manuales para saber si teníamos un libro. Y solo podía acceder a la catalogación por un punto: el autor, la materia... Ahora las colecciones históricas son accesibles en Internet: 2,5 millones de obras en todo tipo de soportes.

Conoce la Biblioteca Nacional mejor que nadie. ¿Cuál es su esencia?
La razón de su existencia es la obligación legal de conservar la capacidad de creación de este país. Conservarla y transmitirla, y en ello se diferencia de las demás bibliotecas. La Nacional recibe todo lo que se publica y no lo expurga, y eso también nos singulariza. Conserva todas las obras descatalogadas e incluso las que se han publicado fuera de comercio. Las colecciones de la Biblioteca Nacional deben servir para proporcionarnos nuevos conocimientos.

¿Cuáles son los retos de futuro?
El nuevo director tendrá que marcar sus prioridades. En estos momentos tenemos un plan estratégico, que concluye en 2025, y habrá que preparar otro. En mi opinión, uno de los restos será la preservación de los contenidos digitales a medio y largo plazo.

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