entrevista

Miguel Ángel Revilla: "En España afloran unos chavalitos que han hecho una carreruca y de repente son ministros"

El que fuera presidente cántabro durante 16 años ha presentado en El Corte Inglés de Zaragoza el libro 'Toda una vida'.

Miguel Ángel Revilla, en la redacción de HERALDO.
Miguel Ángel Revilla, en la redacción de HERALDO.
Toni Galán

Acaba de llegar a Zaragoza. ¿Le han dejado coger algún taxi?

Esta vez me ha traído mi hija y por eso no me ha ocurrido lo que siempre me sucede en Zaragoza. Es el único sitio de España donde me ven esperando un taxi y los coches paran para preguntarme dónde voy y se ofrecen a llevarme. Me ha pasado muchas veces. Incluso los taxistas quieren llevarme sin cobrar, cosa que nunca he aceptado, obviamente.

En dos minutos haciendo las fotos en el paseo de la Independencia se le han acercado muchísimas personas para mostrarle su afecto.

Soy un político y los políticos no gozan hoy en día de muy buena reputación. Que no me encuentre a nadie que me insulte… será por algo. Ni siquiera cuando a fui a Barcelona el día de Sant Jordi a firmar mi anterior libro, que era durísimo con el Procés. Querían ponerme seguridad y me negué. Comencé a las nueve de la mañana en las Ramblas y estuve hasta las diez de la noche. Lo máximo que me dijeron es que no estaban de acuerdo conmigo pero que me respetaban. Es una delicia ir así por España.

El que fuera presidente cántabro durante 16 años ha presentado el libro 'Toda una vida'.

¿Por qué cree que ha logrado esa conexión tan universal?

En mi nuevo libro he tratado de dar una respuesta a eso. Me he hecho una especie de análisis y me pregunto por qué he llegado yo a presidente de una comunidad autónoma sin ser del PP ni del PSOE, ni formar parte de ninguna oligarquía política ni económica, y haber nacido en un pueblo que no tenía ni luz ni carretera. Y también me pregunto por qué he llegado a los 81 años con una aceptación y un cariño de la gente tan grandes. Dedico dos días a la semana a recibir a la gente en mi despacho y, de hecho, van muchos aragoneses. Me piden una foto y estar cinco minutos conmigo. Me sorprende que me digan que nunca en su vida habían pensado que me iban a conocer y que soy su ídolo. He llegado a la conclusión de que por algo será.

Concrete.

Una de las claves es que he hecho de la honradez política y económica la esencia de mi trayectoria. No me he pringado en nada y lo he denunciado públicamente cuando han intentado comprarme dando nombres y apellidos, algo que casi me cuesta que me echen de mi tierra por el hecho de denunciar a un corrupto. También creo que soy bastante coherente, lo cual ahora es muy complicado. Un escritor cántabro dijo: “La discordancia entre el discurso y los hechos es el causante de los males de la política y de la religión”. Y es que es verdad, yo trato de ser coherente. Por ejemplo, mi partido nunca en una campaña electoral deja de decir a los electores con quién no va a pactar. Y eso lo llevamos a rajatabla. La gente tiene que saber qué va hacer con su voto ese partido al que va a votar. Eso es raro hoy en día. Lo que más daño está haciendo a la política es que los políticos tenemos fama de mentirosos y de que no cumplimos nada de lo que se anuncia y se promete. Eso es demoledor.

Usted habla mucho y claro.

La gente dice que me sigue porque entiende lo que digo. Yo no me callo, aunque me traiga problemas. A un ladrón, llamarle corrupto cuando está con sentencia judicial, eso no es insultar, simplemente es decir la verdad. Se me entiende lo que digo y no hay pregunta a la que no conteste. A veces pienso en cómo algunos políticos pueden decir semejantes frases ininteligibles siendo, por ejemplo, abogados del Estado. Seguramente lo hacen para que no se les entienda.

Hace bandera de la honradez.

Yo no he robado a nadie y he dedicado gran parte de mi vida a la política. Las personas que más miedo me dan son las que no han hecho más que política en su vida. El mal actual de la política española es que hay gente de muy escaso bagaje profesional y que ha venido a los partidos para ganar un sueldo. Yo dejé de ser director de banco y profesor de Economía y tener un barco y dedicarme a pescar y a mis hobbies a cambio de nada. No para ser presidente, sino para tratar de luchar por Cantabria. Falta vocación. Afloran unos chavalitos que sí han hecho una carreruca y de repente son ministros. Hay que tener un poco de bagaje. Yo he crecido en política con gente como Manuel Fraga, Jordi Pujol, Carlos Garaikoetxea, Ibarretxe, Calvo-Sotelo, Adolfo Suárez... Cada uno tenía un oficio, eran abogados del Estado… Ahora estos chavalitos viven de la política y se pelean y matan por el cargo. Si no les das lo que quieren, rompen. Eso no es serio, como el espectáculo que estamos viendo ahora con Podemos.

¿Todas estas virtudes son la herencia que recibió de sus padres?

La genética es muy importante, pero lo que a mí me ha marcado totalmente es dónde he nacido. Aquel que no ama la tierra donde ha nacido, aunque seguramente no sea el mejor lugar del mundo, no es de fiar. Yo nací abriendo los ojos viendo Peña Labra y Peña Sagra, con todas las necesidades que había entonces, que no había ni luz ni carretera, donde existía una solidaridad entre la gente, donde todo era de todos, y de ahí no ha salido nadie que haya estudiado más que yo, porque tuve la gran suerte de que mi madre era maestra. Si no, yo estaría guardando ovejas o cabras y haría de pastor. He llegado donde he llegado por mi madre. Estoy marcado por los orígenes, de ahí mi apego a la tierra.

El expresidente cántabro responde a nuestras preguntas rápidas
Ping Pong con Revilla

¿La política le ha dado más de lo que le ha quitado?

Me ha quitado todos los hobbies. Me encanta la pesca de río y de mar. Los sábados y los domingos era sagrado salir a pescar, con el bocadillo y la caña. También soy setero, me encanta coger setas. Y jugaba a cartas, al mus o al tute. Todo eso se terminó.

Ahora ha encontrado otro hobby, escribir.

No había escrito ni una carta a una novia. Pero he cogido carrerilla desde hace unos años. Los libros los escribo a mano con bolígrafo y los mando a la editorial así. Publicar libros me ha permitido ir por España encontrándome con miles de lectores. Esos dos minutos que les dedico a cada uno son mágicos, me siento muy querido. ¿A quién no le gusta que se le acerque una señora de 90 años diciéndome que es el primer libro que ha leído en su vida y que le ha gustado porque entiende lo que digo? Ser feliz no es caro, la felicidad es eso, sentirse querido.

¿Cómo va a celebrar el martes su 81º cumpleaños?

Me van a entrevistar en ‘El hormiguero’ y luego cenaremos 20 personas en Madrid. Tengo un amigo que tiene un baruco allí y que lo va a cerrar para que nos reunamos. El año pasado vino Pablo Motos, José Mota, Bertín Osborne, una señora de Santoña que nos hizo unas anchoas en directo... Cenamos y charlamos hasta las dos de la mañana.

En su libro habla mucho y con naturalidad de la muerte, incluso define cómo quiere que sea su funeral.

El único miedo que le tengo a la muerte es a padecer una enfermedad larga, como mi madre, que estuvo dos años y medio luchando contra el cáncer. Por eso soy tan defensor de la eutanasia desde hace muchos años, cuando nadie la defendía. Eso no es ni de izquierdas ni de derechas. Es de sentido común. 

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