McCartney, compositor de palabras

El Beatle publica los textos de 161 canciones escritas en 70 años, una carrera que inició de adolescente con una canción dedicada a su madre fallecida.

20/09/2018 Un modelo matemático desarrollado en la Universidad de Harvard ha puesto fin a la disputa de hace 50 años entre Paul McCartney y John Lennon sobre la autoría del tema de The Beatles 'In my Life' SOCIEDAD INVESTIGACIÓN Y TECNOLOGÍA NATIONAAL ARCHIEF, DEN HAAG
De izquierda a derecha, Paul McCartney y John Lennon.
NATIONAAL ARCHIEF, DEN HAAG

"No hace falta ser Sigmund Freud para darse cuenta de que la canción es una respuesta a la muerte de mi madre", confiesa Paul McCartney. Está hablando de 'I Lost My Little Girl', el tema que abrió su carrera como compositor en 1956, cuando tenía 14 años. Mary McCartney había fallecido ese mismo año y, como ha repetido el miembro de los Beatles, aquel acontecimiento le dejó marcado de por vida.

La primera escritura de uno de los grandes compositores de la música moderna surgió del dolor y de la ingenuidad de un adolescente. McCartney no se atrevió a cantarla en público hasta el 25 de enero de 1991, en un concierto acústico de la MTV, con su mujer Linda Eastman a la batería.

Contenía frases como "her hair didn't always curl", su pelo no siempre se rizaba, y perlas semejantes. "Pero, venga ya, solo tenía 14 años. Y esto, como suele decirse, fue el comienzo de todo", se justifica en el tomo que reúne 161 letras de canciones del 'beatle' compuestas a lo largo de 70 años, y que se ha publicado con el título, preciso como pocos, de 'Letras' (Libros Cúpula).

Después vinieron 'Blackbird', 'Eleanor Rigby', 'Get Back', 'Hey Jude' o el siempre asombroso 'St. Peppers', dentro de una lista de temas que todo el mundo tiene en la cabeza. "Para mí, lo primero fue copiar a otros letristas como Buddy Holly y Little Richard; también a Elvis, quien, como supe más tarde, ni siquiera escribía sus propios temas", relata en el prefacio del volumen.

Con los Beatles, las letras cambiaron porque se dieron cuenta de que tenían un numeroso grupo de fans, sobre todo chicas, que se las aprendían y se identificaban con ellas. Así nacieron 'Thank You Girl' y 'Love Me Do'. "Sabíamos que aquellas canciones podían convertirse en éxitos, y podríamos haber seguido escribiendo ese tipo de temas para siempre, pero, a medida que fuimos madurando, entendimos que podíamos llevarlas a otro nivel. Nos volvimos más experimentales y nos inclinábamos más hacia el monólogo interior. Ganamos fans".

De ese cambio proceden la vuelta a la figura materna en 'Lady Madonna', sobre una madre con problemas para llegar a fin de mes, o la más alucinatoria 'Penny Lane', una calle en la que un peluquero enseña fotos de las cabezas que ha trabajado en su local. "Siempre fui un fanático de Lewis Carroll, lo había leído de pequeño y en el colegio, y fue una gran inspiración a medida que me fui introduciendo más en los juegos de palabras y las letras evolucionaban hacia algo más inesperado". Las dos canciones citadas reflejan ese cambio.

Cuando le ofrecieron poner sus letras en un libro, eligió a un poeta, Paul Muldoon, para que le ayudara a entrar en el "bosque" de su cancionero. Sabía que cada tema conectaba con algo que le había ocurrido y le había marcado, o con alguna persona que había sido importante en su vida en un momento determinado. "Los fans y los lectores, e incluso los críticos, que realmente quieran aprender más sobre mi vida deberían leer mis letras. Revelan más que cualquier libro sobre los Beatles".

Asuntos de familia

Confiesa que su educación en una familia obrera de Liverpool le proporcionó la visión del mundo que luego trasladó a su escritura. Una amiga le comentó que siempre hablaba de mujeres en sus temas. "En el nivel más básico, y de formas inexplicables, mi madre personificaba la humanidad que puedes encontrar en mis canciones", explica en el libro como respuesta a ese comentario.

Su padre le aportó la afición, la genética musical. Había tocado el piano con un grupo local en la 'flapper', palabra referida a las mujeres que lucían faldas cortas, no llevaban corsé y escuchaban jazz. En casa, tocaba clásicos estadounidenses. "Escuchar todos esos ejemplos de ritmo, melodía y armonía fue una verdadera educación".

Conoció a John Lennon en una época en que leía a Dylan Thomas, Tennessee Williams y Oscar Wilde. También iba al teatro, a las localidades más baratas. Admiraba el ingenio de su amigo pero con frecuencia pensaba que era un "idiota". A Lennon ya le preocupaba entonces cómo le recordaría la gente después de haberse muerto. McCartney le decía que como un genio, pues había dado suficientes pruebas de ello. Así se tranquilizaba y podían seguir componiendo.

Su conexión con Lennon, aunque estuviera llena de baches, cimentó el éxito de los Beatles, si bien con la que realmente se entendió en lo musical fue con su mujer, Linda Eastman. Ambos formaron Wings, en cuyo repertorio se encuentran canciones como 'Band on the Run' y 'Coming Up'. "Su amor por la música encajaba con el mío, y podíamos sugerirnos cosas muy fácilmente, de modo que si ella tenía una idea para uno o dos temas, yo podía cogerla y llevarla a la práctica rápidamente. En aquel momento yo necesitaba a alguien realmente así, porque los Beatles acababan de separarse".

Fue Linda quien salvó en los estudios de Abbey Road decenas de letras que el grupo tiraba a la papelera, así como otros objetos. Hoy el archivo de McCartney tiene más de un millón de artículos. "Es un misterio cómo sucedió todo esto. La gente me para por la calle y pueden llegar a emocionarse mucho. Dicen: 'Vuestra música cambió mi vida', y yo sé lo que quieren decir: que los Beatles aportaron algo muy importante a sus vidas, pero sigue siendo un misterio y no me importa que termine así".

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