Pilar Palomero: "Antes de 'Las Niñas' llegué a creer que no servía para el oficio"

La directora de ‘Las niñas’ y ‘La maternal’, distinguida con cuatro Goyas en 2021, concluye el rodaje de ‘Los destellos’ con Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre.

Pilar Palomero (Zaragoza, 1980), cineasta premiada con la Biznaga de Oro​ o los Premios Goya a la Mejor película, Mejor Dirección Novel​ y al Mejor Guion Original​ por su película 'Las niñas'.
Pilar Palomero (Zaragoza, 1980).
José Miguel Marco

Pilar Palomero pone punto final al rodaje de su tercer largometraje, ‘Los destellos’, basado en un cuento de Eider Rodríguez, ‘Un corazón demasiado grande’, tras siete semanas de grabación en Horta de San Joan y Tortosa. Dice que ha sido una de las "experiencias más bonitas de mi vida. Llevo en Horta desde el pasado mes de julio. Me emociona rodar aquí, donde he pasado mi infancia y adolescencia. Mi abuelo materno, Luis Delgado, uno de los cofundadores de la gaseosa La Revoltosa, tenía aquí una casa y me hacía especial ilusión rodar en estos paisajes. No lo llegué a conocer: falleció diez años antes de que yo naciese, pero de su figura siempre me han hablado mi madre y mi tía, y de algún modo también jugó un papel importante en mi vida", dice la guionista y directora Pilar Palomero (Zaragoza, 1980), que siempre prepara sus trabajos con mimo y no menos planificación. Crea un clima especial, una idea de convivencia casi familiar.

¿Podemos decir que ‘Los destellos’ es su homenaje a Horta de San Joan?
No estoy segura del todo, pero quizá sí. Me gusta el pueblo, me gusta la gente, la veo emocionada y entusiasta. Y yo estoy cómoda: conozco los paisajes, los paseos, las casas, el campo. Aquí transcurrieron cortos míos como ‘Horta’, ‘Agenda 1958’ y ‘Un verano’.

¿Es este el proyecto que soñó sobre la tierra?
No, no. Sigue ahí y quiero hacerlo, pero este es otra cosa. Me escribió Fernando Bovaira, el productor de ‘Mar adentro’, de Amenábar, o de ‘La estrella azul’, de Javier Macipe. Me dijo que había visto ‘Las niñas’ y que le había gustado mucho. Me mandó un cuento de Eider Rodríguez, a ver si me interesaba, si quería escribir un guión y dirigirlo.

¡La lotería!
Leí el cuento, me encantó. Abordaba muchas cosas que me interesan y me gustan: el paso del tiempo, el amor, pero no en términos románticos, sino de afecto, de complicidad, de cuidados. Y todo ello estaba en la pieza. Le dije que yo no había hecho nunca una adaptación. Él me dio la máxima libertad, y poco a poco fui haciendo mía la pieza. Sucedía en Hendaya, donde vive Eider; ahí no podía situarlo, no conozco el ambiente ni los paisajes. Y cambié la acción a un lugar muy vinculado con mi mundo y con mis recuerdos.

¿Son importantes la comarca del Matarraña o el río?
No, no. Apenas aparecen. Lo llevo a la Terra Alta del Ebro; citamos, sí, el vínculo de Horta con Picasso, pero nunca se sabe si quedará en el guión. Las películas cambian mucho en el montaje; al menos las mías.

Vayamos con el argumento. Es la historia de Isabel (Patricia López Arnaiz), su hija Madalen (Marina Guerola) y su exmarido Ramón (Antonio de la Torre).
Sí, pero no es una historia de amor al uso, ni siquiera una indagación en un fracaso amoroso en el pasado. No. Es más bien la historia de la huella que deja en nosotros una relación, qué nos queda, cómo nos ha modulado; es, ante todo, una historia del presente: un relato sobre los cuidados, el afecto, la maternidad, de nuevo, y algo que me obsesiona siempre: las relaciones humanas. Un día, en una conversación, Isabel se entera de que su ex, ahora casi un desconocido para ella, está enfermo y que su hija se plantea cuidarlo. Nacho está ingresado por una miocardiopatía dilatada, y eso da un vuelco a la vida de todos, y a la de Isabel en particular. En el fondo, ‘Los destellos’ es una película sobre los sentimientos, las contradicciones, la complejidad de existir, y sobre todo aquello que nos envuelve y nos transforma.

En unas declaraciones recientes ha dicho que también quiere explorar la belleza del duelo…
De algún modo, porque se medita sobre la enfermedad, pero no es tanto una película sobre el fin de la vida como un canto a la vida.

Vayamos con el reparto. Como le ocurrió en ‘Las niñas’ y en ‘La maternal’ parece que ha descubierto otro diamante en Marina Guerola.
Es una actriz impresionante. Tiene una valiosa trayectoria a sus espaldas, ha hecho arte dramático, tiene 25 años y, tal como vimos en el ‘casting’, posee una gran energía y las cualidades de mi personaje. Es valenciana, procede del campo y muchos veranos ha ido a plantar ajos con su padre. Y eso también le imprime carácter. Posee bondad.

Aquí cuenta con una actriz en continuo estado de gracia: Patricia López Arnaiz.Ha sido un gran regalo. Aporta mucho a su personaje, lleva un cuaderno de notas, pero además contagia su ilusión y su buen rollo al grupo. Para mí eso es muy importante. Yo sé que me enamoro de mis personajes y de mis actores, pero Patricia es increíble. Es talento puro, verdad absoluta, una gran trabajadora que crea y se implica, y el equipo lo percibe porque, además, es una compañera maravillosa.

¿Y Antonio de la Torre?
No lo vamos a descubrir ahora. Apenas nos conocíamos, pero he aprendido mucho de él. Aquí tiene que hacer una labor muy física y realiza una continua metamorfosis. Es un salvaje: la cámara lo adora y trabajar con él ha sido intenso y muy bonito. ¿Julián López? Encarna a Nacho, el compañero de Isabel, y realiza una interpretación sensible y valiente; creo que se siente cómodo: desarrolla una vivencia brutal y demuestra que es capaz de desarrollar otros registros más allá de la comedia.

Sabemos que usted es minuciosa y poética, una creadora de espacios interiores y partidaria de una ambientación que no excluye la belleza y la sugerencia. ¿Cómo es esta película?
Es distinta a las anteriores. Aquí trabajamos más con la cámara en el trípode, mientras que en las otras dos había mucha cámara en mano. Con la directora Daniela Cajías cuidamos mucho la iluminación. La nuestra es una propuesta humilde. Digo siempre que se trata de una historia sencilla: mi mantra es menos es más. Quiero decir lo máximo con lo mínimo, con los detalles, con la mirada, con la épica de los sentimientos.

¿Sabe cuándo estará lista, tiene plazos de entrega?
Sinceramente no. Quiero tomármelo con calma. Entregarme al proyecto con mi equipo sin prisa, con pasión y lentitud.

Podría pensarse que ya está donde quería o donde soñó. ¿Qué le está dando el cine?
Sobre todo mucha felicidad. Quiero disfrutar al máximo. Piense que poco antes de hacer ‘Las niñas’ pensé en dejarlo todo, llegué a creer que no servía para este oficio. Nunca se sabe lo que puede pasar, esta es una profesión incierta, pero lo que deseo es disfrutar, vivir a tope. Llevo ya algunos años sin descanso, luchando, luchando, luchando por mis cortos y por mis largometrajes. Me gustaría seguir haciendo películas, acumular ideas, historias, crecer dentro del cine. Ojalá tenga proyectos para veinte películas más.

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