POLÍTICA E HISTORIA. ARTES & lETRAS

Gregorio Morán desmonta el felipismo

El periodista y ensayista publica el ensayo ‘Felipe González. El jugador de billar’ (Roca)', sobre quien fue catorce años presidente de los españoles

Felipe González, en su viaje a Zaragoza, a la Aljafería, en 2020.
Felipe González, en su viaje a Zaragoza, a la Aljafería, en 2020.
Guillermo Mestre.

Fiel siempre a sus principios, Gregorio Morán es un maestro sin discípulos del ensayo periodístico y del periodismo de investigación. Desde que lo descubrí hace años en ‘La Vanguardia’, ninguna semana me pierdo sus ‘Sabatinas intempestivas’ (ahora en el diario digital ‘Vozpópuli’). Tiene mucha mala leche, no se muerde jamás la lengua (porque si se la mordiera se envenenaría, pensarán algunos de sus numerosos damnificados) y a veces se pasa varios pueblos en sus descalificaciones personales, pero estoy enganchado a su tono bronco, a su mirada acerada y a su sinceridad brutal. Es el Dashiell Hammett del periodismo español.

Quien quiera conocer de verdad los entramados políticos y culturales de la España contemporánea tiene que sumergirse por fuerza en su caudalosa bibliografía: sus ineludibles biografías de Adolfo Suárez, su desmitificadora biografía de Ortega, que es también una radiografía implacable del franquismo, los libros que escribió sobre el País Vasco y sobre la decadencia de Cataluña, el que dedicó a desmontar el relato oficial de la Transición, su exhaustiva historia del PCE y su demoledora y excesiva ‘Historia no oficial del Bosque de los Letrados’.

González pasa de ser un aficionado al billar al que le sonríe el azar y el viento de la historia a convertirse en un jugador profesional al que no le tiembla el pulso pero sí le falla la puntería.

Felipe González era la pieza (de caza mayor) que le faltaba por cobrar, y al que fue durante catorce años presidente de los españoles le ha dedicado ‘Felipe González. El jugador de billar’ (Roca), biografía que, a partir de esa atinada metáfora, expone las buenas, las malas y las catastróficas carambolas del político sevillano, relatando el auge y la caída del felipismo con vitriolo pero, como diría el propio biografiado, sin acritud.

Si su biografía del primer presidente de la democracia, ‘Suárez. Ambición y Destino’, estaba dedicada «a mi generación que empezó luchando contra la mentira que fue el franquismo y luego acabó aceptando todas las demás», y su historia del PCE se la dedicó «a los militantes anónimos que murieron por la libertad y que no tienen tumba, ni familia, ni partido que los recuerde», esta biografía de González lleva como dedicatoria una no-dedicatoria: «Desazona la idea de no tener a nadie a quien dedicar un libro». Lo que nos da una idea del estado de ánimo con el que fue escrito el libro.

El periodista, ensayista, biógrafo y polemista Gregorio Morán, en la calle Alfonso de Zaragoza.
El periodista, ensayista, biógrafo y polemista Gregorio Morán, en la calle Alfonso de Zaragoza.
Gervasio Sánchez.

El felipismo consiguió, según Morán, que España se hiciera posmoderna sin haber pasado por la modernidad. Mitad sabueso y mitad rottweiller, Morán desgrana los sucesivos gobiernos de González sin dejar ministro con cabeza. Analiza la evolución del tándem González/Guerra hasta que se produjo el divorcio entre ambos e indaga con rigor en los errores, en los golpes de suerte y en las grandes cagadas del felipismo, ignorando los aciertos (que también los hubo).

González pasa de ser un aficionado al billar al que le sonríe el azar y el viento de la historia a convertirse en un jugador profesional al que no le tiembla el pulso pero sí le falla la puntería. Lo que he echado en falta en el libro de Gregorio Morán es un análisis de las relaciones internacionales de González, sin las cuales no se entiende la dimensión de su figura política.

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