El público, muy entregado, hace suyo el Vive Latino de Zaragoza

Todavía con más ambiente y desde antes que en la víspera, el festival culmina su segunda edición en la Expo. En 2024, salvo sorpresa mayúscula, la tercera edición volverá a congregar a audiencias diversas y multitudinarias

Concierto de Loquillo en el Vive Latino 2023, en Zaragoza.
Concierto de Loquillo en el Vive Latino 2023, en Zaragoza.
Toni Galán

La segunda jornada del segundo Vive Latino tuvo segundos de indefinición:los (aproximadamente) 600 de lluvia en dos o tres episodios a media tarde. Mucho sol y calor al principio, nubes salvadoras después, esa leve descarga y, a continuación, bochorno (del meteorológico) para un cierre de festival que hizo las delicias de los presentes, muy entregados a esta celebración en torno a la música desde primera hora de la tarde.

La diversidad de estilos, las ganas que exhibían todas las bandas y la respuesta entusiasta de la audiencia hicieron que colocar la palabra éxito como corolario de este Vive Latino 2023 en Zaragoza no sea ninguna exaperación. El objetivo de la proyección internacional de la ciudad también tiene fundamento. Los periodistas mexicanos Julio Ordóñez y Omar Alva (del país donde nació el Festival Vive Latino original, uno de los más importantes de Hispanoamérica, ahora importado a Europa), se mostraban complacidos por lo vivido. "El lugar está perfecto, la organización es muy rigurosa, los horarios se cumplen y supone una bonita forma de respeto entre artistas, además de una garantía para el público. Es un gran festival".

A Ordoñez y Alva les encantaron "los conciertos de nuestros compatriotas Camilo Séptimo y Panteón Rococó, y también Delaporte nos pareció muy interesante entre los españoles, entre muchos otros. Hay un buen nivel artístico".

Las nubes han dejado un ambiente más fresco, lo que ha ayudado a que los participantes y visitantes dieran lo mejor de sí.

Un inicio prometedor

Comenzó la tarde de ayer en el escenario Caja Rural (anfiteatro) con la banda madrileña Morgan y su vocalista Nina de Juan al frente. Con su habitual simpatía, la cantante fue desgranando el repertorio con soltura, arropada en todo momento por la solidez del resto de músicos del grupo.

"Es un honor estar aquí por primera vez. Muchas gracias y esperamos que no paséis mucho calor", dijo Nina. El sol caía a plomo a las 17.00. Afortunadamente, las mentadas nubes (que comenzaban a aparecer con ellos en las tablas) dieron algo de tregua.

El escenario Embou tenía pautado a Gran Bob con sus Leones del Bluegrass para comenzar la tarde: más gente, más entusiasta y más alegría que el viernes. Juega en casa, sí, pero Roberto Artigas conoce su oficio como pocos; relator de botas polvorientas, gorra ganadera y gafas de sol policiales, se merendó a los presentes a golpe de banjo. Las cucharas de madera de Aranchita Jones pusieron el contrapunto exótico y eficaz a la pauta del ‘boss’, con Piluca Casasnovas certera en las cuerdas y tanto Julio López como Allúe Cester encendidísimos.

Mientras tanto, los fans de Dani Fernández tomaban posiciones en las primeras filas del escenario Ambar, el principal, para no perderse detalle de la actuación de exintegrante de Auryn. "Es un sueño estar aquí, en este festival. Me siento uno más de vosotros". El artista defendió con honestidad y entrega su propuesta.

En el Embou actuó en segundo turno la zaragozana Erin Memento, la más joven de este Vive Latino. Fue una ocasión perfecta para escuchar las canciones de su nuevo epé, recién publicado, ‘El golpe del momento’.

Depedro (Jairo Zavala) salió a escena bailongo y a por todas en el anfiteatro junto al Ebro. Rock fronterizo ejecutado impecablemente y en un set muy festivalero que incluyó una cumbia interpretada y bailada por toda la banda entre el público y una versión de ‘La Llorona’ para el cierre.

Fueron un día y una noche de mucho rock, del más coreable, en el Vive. Se sucedieron los madrileños Sidecars, con formas clásicas, medios tiempos y el cielo ennegrecido por las nubes (pronto caerían las primeras gotas), que decían estar en "un sueño de festival"; los chilenos Los Bunkers, manteniendo la llama ante una audiencia mayoritariamente latinoamericana, melodiosos pero muy guitarreros y encendidos por momentos; y Los Zigarros, valencianos de alma ‘stoniana’, con todavía más tralla.

Caída ya la noche, en el escenario más pequeño se abría una ventana a los sentimientos tras tanta exhibición testosterónica. La mexicana Carla Morrison, con su maravillosa voz, con tanta sutileza como buen rollo, ante un público devoto en el que se hacían notar sus compatriotas, sirvió uno de los conciertos para recordar. Una ‘delicatessen’ degustada por aquellos, comparativamente muy pocos, que a esa hora no estaban entre miles de personas más en la gran explanada frente al palacio de Congresos: allí ejercían Lori Meyers, granadinos, unos de los reyes del indie más popular, siempre muy apreciados en esta plaza.

A continuación, nuevo cambio de tercio, natural en un festival sin barreras estilísticas: Jorge Drexler llevó al público del anfiteatro en calesa, con su consabida maestría para aunar rima y rítmica. Estaba lleno el lugar y llenos los corazones. El uruguayo regaló una reflexión irónica sobre el libre albedrío, además de cantar sus éxitos. "Dime que quiero cantar, oh algoritmo, sé que lo sabes mejor, incluso que yo mismo". Al mismo tiempo, en la otra punta del recinto, la argentina Sara Hebe ofrecía una descarga de rap guitarrero.

El tramo final era de Loquillo, primero, con su habitual tirón entre las masas y rodeado de grandes músicos. Desgranó un repertorio que apela a varias generaciones de españoles, y que no eludió la controvertida ‘La mataré’, que venía quedando fuera de sus conciertos. Luego llegaron M-Clan, en un excelente concierto. Tarque y compañía dedicaron su éxito 'Miedo' al músico y experto en el repertorio 'beatle' Iñaki Fernández, su gran amigo en Zaragoza, fallecido hace unos meses. Los Fabulosos Cadillacs, argentinos de larga carrera que figuraban entre los primerísimos reclamos del cartel, concitaban la última atención masiva del día. Con No Te Va a Gustar, Ana Tijoux y Los Bengala por en medio, debía llegar el cierre con el siempre festivo Muchachito Bombo Infierno. El año próximo, más.

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