entrevista de verano

Luis Rabanaque: "En estas fechas había teatro en la mayoría de pueblos. Eso pasó a la historia"

El actor aragonés (Zaragoza, 1967), popular por el programa de televisión ‘Oregón TV’, aprovecha esta época del año para recorrer algunos lugares que marcaron su infancia, sin dejar de trabajar ni de seguir la pretemporada del Real Zaragoza.

El actor zaragozano Luis Rabanaque tenía pendiente una visita a Jánovas
El actor zaragozano Luis Rabanaque tenía pendiente una visita a Jánovas
Malena Rabanaque

Este verano poselectoral, no es un verano cualquiera...

No, desde luego; en muchos sentidos. En cuanto a previsiones teatrales ha sido complicado hacer un calendario con tiempo, y también llegar a mi colegio electoral en las generales. Volví en tren a media tarde desde un festival de cine en Vitoria, taxi y justito para votar el 23 de julio. No he dejado de hacerlo desde que cumplí los 18 y este año, desde luego, mucho menos.

Para un actor, ¿es también un momento de mucho trabajo?

Varía de un año a otro. Con el Festival Manhattan de Murillo de Gállego he tenido mucho trabajo en estas últimas ediciones. También actuaciones sueltas con varias compañías. Pero nada que ver con los finales del siglo pasado, aquellos veranos en los que la mayoría de pueblos programaban teatro. Eso pasó a la historia, ojalá algún día vuelva.

¿Dónde pasa sus vacaciones?

No hago escapadas largas. Cuatro días a un sitio, cuatro a otro algunas semanas después... Asturias suele ser un lugar habitual aunque este año no he podido acudir. Este verano he compartido playa, en Sitges, mi destino favorito en el Mediterráneo, y montaña, con Aínsa y alrededores. Pasé medio día en Jánovas, lo tenía pendiente desde que comenzó la rehabilitación y fue muy emocionante. Nos acompañó Óscar Espinosa, presidente de la Fundación San Miguel, y visitamos el pueblo casa por casa.

¿Cuál ha sido el viaje estival de su vida?

París, verano de 2015. Con Ana, mi compañera. Ese año fue especial. Un tiempo antes había comprado un libro en un ‘buquinista’ del Sena, ‘Édith Piaf. Lieux et parcours’, y con él en la mano fuimos visitando los lugares especiales de nuestra artista favorita. Ese año se celebraba además el centenario de su nacimiento con una exposición increíble en la Biblioteca Nacional de Francia. Muchos recuerdos de amor, de paseos, de música... y de bochorno. Cientos de parisinos salían de las tiendas con un ventilador bajo el brazo, hubo una ola de calor tremenda.

¿Qué libros está leyendo ahora?

En este momento tengo cuatro entre manos: ‘Mi vida’, un libro de recuerdos de Mary Santpere (me encantan las memorias de cómicos) que encontró en Barcelona mi amigo Sergio Anorak; ‘Días sin día’, de uno de mis autores favoritos, Julio José Ordovás; ‘Lorca. Un poeta en Nueva York’, una novela gráfica de Carles Esquembre, y ‘Elogio del papel’, un ensayo de Roberto Casati.

¿Qué recuerdos asociados a su infancia o adolescencia tiene del verano?

Tengo muchos, porque esos recuerdos se agarran a nuestra corteza cerebral con ganas. La primera vez que vi el mar en el Mediterráneo, mis veranos en Pozuel del Campo, el pueblo de mi padre, imitando las aventuras del Guillermo de Richtmal Crompton y de Los Cinco de Enid Blyton. Los veraneos en Jaca y las excursiones cruzando la frontera con Francia...

¿Qué plan cumple de los que se propone en estas fechas?

Un propósito imposible de cumplir tiene que ver con la pretemporada del Zaragoza. Desde hace una década digo que no voy a ver ningún partido... y acabo viendo todos (este año creo, otra vez, que vamos a subir).

Para usted, ¿qué concierto está vinculado a esta época del año?

El de Luz Casal, Leño y Miguel Ríos, que el 30 de junio de 1983 abrió en la Romareda su gira de ‘El rock de una noche de verano’. Estar cantando y bailando entre 43.000 personas con 16 años recién cumplidos fue una experiencia. ¡Qué jóvenes éramos hace 40 años!

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