Paul McCartney retrata la beatlemanía

Una exposición en Londres y un libro recogen 250 fotografías que el cantante tomó durante la primera gira de The Beatles.

El 'beatle' durante su viaje a España
El 'beatle' Paul McCartney durante un viaje a España
EFE

John Lennon con gafas graduadas de montura de pasta. George Harrison dormido en el asiento de un avión. Ringo Starr dejándose maquillar antes de una actuación en Liverpool. Paul McCartney retratándose ante un espejo, pitillo entre los labios y sujetando la cámara con ambas manos. Son algunas de las imágenes más singulares de la colección personal del bajista de The Beatles, que se revelan al público por primera vez en una exposición y un libro complementario. 'Los ojos de la tormenta', título del proyecto conjunto, documenta la explosión internacional de la beatlemania a partir de unas 250 fotografías tomadas por McCartney, entre diciembre de 1963 y febrero de 1964.

"Es un diario fotográfico de The Beatles por seis diferentes ciudades. un registro de nuestro primer gran viaje como banda", escribe en el prólogo de la publicación, que saldrá en castellano a mediados de este mes. El trayecto visual parte de Liverpool, se detiene en Londres y se adentra en París antes del crucial desembarco del cuarteto en Estados Unidos, donde visitaron Nueva York, Washington y Miami. Medios estadounidenses temían el impacto de la "nueva locura" inglesa, alentada por miles de chicas chillando hasta desvanecerse, adolescentes histéricos apostados en hoteles y terminales de aeropuerto, huidas y persecuciones callejeras.

El espectáculo se repite en cada escenario de la gira con la peculiaridad, esta vez, del cambio de perspectiva. McCartney muestra la beatlemanía desde el interior del fenómeno. Absorbe el caos, el desenfreno y la inocencia del momento con su Pentax de 35 mm. Apunta a las masas desenfrenadas y también a los fotógrafos gráficos, "no tanto para vengarme" de sus incesantes disparos, recuerda 60 años más tarde, sino por interés profesional. "A menudo les preguntaba, ¿cuál es la iluminación adecuada?", confiesa el entusiasta de la fotografía.

En la encrucijada de objetivos, entre miradas impacientes de los fans y la constante vigilancia policial y de la prensa, dio con el título de la exposición, que permanecerá hasta el 1 de octubre en la National Portrait Gallery.

Hay planes para rotar la muestra por otros países, incluida España, en un recorrido que no se ha confirmado de momento. "Tuve la tentación de llamarla el 'ojo de la tormenta', porque The Beatles eran sin duda el centro de una tormenta autogenerada, pero al ver estas fotografías, me di cuenta de que debería ser en plural, los 'ojos de la tormenta'. ¿Quién mira a quién? Parece que la cámara esté cambiando constantemente: yo retratándoles a ellos, la prensa tomándonos fotos y las miles y miles de personas ahí fuera queriendo plasmar esta tormenta", escribe. Y concluye: "El mundo disfrutaba mirándonos y a nosotros nos encantaba devolverles la mirada. Sigue siendo abrumador imaginar cuántos ojos había en aquella tormenta".

Su mirada enfoca a los colegas de Liverpool en situaciones y poses que el público rara vez ha tenido la oportunidad de ver. Aprovecha los tiempos muertos en camerinos, habitaciones de hotel o el vaivén del coche para sorprender a Lennon mordiéndose nervioso las uñas, a Ringo haciendo muecas con un tenedor y a Harrison probándose un sombrero de doble cola, entre otras muchas imágenes. No faltan retratos del entorno de los Beatles, desde su representante Brian Epstein al productor George Martin o el chófer Bill Corbett, "un tipo muy divertido", apunta McCartney.

El artista redescubrió su alijo fotográfico en 2020. Forma parte de un archivo de casi un millar de negativos y hojas de contacto que conserva desde los años sesenta. La mayoría no se había impreso y algunos conservan la marca de rotulador con la que identificaba sus tomas favoritas. Al verlas ampliadas por primera vez no pudo contener el "torrente de emociones y recuerdos" de una era en que los 'Fab Four' ascendían a la cima de la montaña. Resalta particularmente el sentimiento de inocencia que proyectan estas viejas fotografías de un viaje en que "todo era nuevo para nosotros".

La chica del bañador amarillo

En Liverpool y Londres, capta momentos de espera y se desvía hacia el estrado donde están tocando sus contemporáneos, ya sea Cilla Black o Billy J. Kramer. En París, fotografía enclaves turísticos y la fachada del teatro Olympia, que anuncia el fabuloso cartel que 'Les Beatles' compartieron con Sylvie Vartan y Trini Lopez a principios de 1964.

El aterrizaje en Nueva York días después detona la histeria entre los adolescentes de EEUU y la panorámica cambia en Miami. De la nieve de Washington pasan a sumergirse en "aguas de colores zafiro", bajo cielos azules y un sol abrasador que nunca sale en el norte de Inglaterra. McCartney sustituye el blanco y negro por carretes de color y retrata a sus amigos disfrutando de unos días de piscina y mar. Pilla a Harrison recogiendo una copa -"probablemente whisky y Coca-Cola", remarca- que le trae una chica en "bañador de color amarillo intenso". Es su foto favorita de esta etapa de la gira en que se sintió en el País de las Maravillas.

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