fotografía

Las ‘Vidas minadas’ de Gervasio Sánchez ocuparán la Lonja de Zaragoza de octubre a enero

El fotoperiodista de HERALDO protagonizará la muestra que reunirá a nueve protagonistas de este proyecto que sigue desde 1995 la evolución de víctimas de las minas antipersona

El kurodo-iraquí Fanar Zekri juega al futbol con los puños.
El kurodo-iraquí Fanar Zekri juega al futbol con los puños.
Gervasio Sánchez

Hay proyectos que abrazan toda una vida. Son tareas que trascienden el ámbito profesional para fusionarse con lo más íntimo y personal de quien las acomete. Poco podía imaginar Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) cuando arrancó la serie ‘Vidas minadas’ en 1995 que, casi tres décadas después, aquellas historias de civiles mutilados por las minas antipersona que inmortalizaba con su cámara le acompañarían y marcarían, formando parte de su esencia.

Un recorrido que quedará plasmado desde octubre y hasta enero en la Lonja de Zaragoza con una exposición titulada ‘Vidas minadas, 25 años’. En ella se relatará a través de imágenes la evolución de nueve víctimas que se han sobrepuesto al drama. Son: Manuel Orellana (El Salvador), Justino Pérez (Nicaragua), Mónica Paola Ardila (Colombia), Sokheurm Man (Camboya), Medy Ewaz Ali (Afganistán), Fanar Zekri (Iraq-Kurdistán), Sofía Elface Fumo (Mozambique), Joaquina Natchilombo (Angola) y Adis Smajic (Bosnia). Tras su paso por la capital aragonesa, la muestra recalará desde enero y hasta mayo de 2024 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y desde mayo y hasta septiembre en el Palau Robert de Barcelona.

"La itinerancia de la exposición comienza en Zaragoza, quería darle a la ciudad esa importancia. Hacerla en la Lonja y que se presente en la antesala de las Fiestas del Pilar es un lujo. Vivo a un kilómetro de la Lonja y esta muestra recorre una parte muy importante de mi vida laboral y resulta muy gratificante compartirla con mis conciudadanos", explica el premio Nacional de Fotografía de 2009.

El fotoperiodista de HERALDO desgrana el hilo argumental de esta retrospectiva. "He ido siguiendo la evolución de los mismos protagonistas que fotografié entre 1995 y 1997, volví con ellos en 2002, en 2007 y en la actualidad, sobre todo a los más jóvenes, que son en los que más se ve el reflejo del paso del tiempo. Eran niños que acababan de sufrir mutilaciones por minas antipersona. A algunos los conocí y fotografié el día después del suceso e incluso con otros estuve presente en el quirófano cuando les cortaron la pierna", asevera.

Cada caso resulta conmovedor. Como el de la mozambiqueña Sofía Elface. "La conocí con 14 años, cuando sufrió una doble amputación de las piernas, y ahora tiene 41 años y cinco hijos. He asistido a dos de esos partos. Y me emocioné cuando me contaba que recorría cada día 9,6 kilómetros de ida y 9,6 de vuelta para estudiar el Bachillerato. Cuando me envía un whatsapp, me llama padre. Mi relación con todos estos personajes es muy estrecha y profunda. Pueden pasar dos o cinco años sin verlos pero, cuando nos reencontramos, es como si hubiera sido ayer. Y ahora, con las telecomunicaciones, es más fácil mantenernos informados", prosigue.

Un drama que no termina

Al inquebrantable vínculo sentimental, se suma otro cometido. "Sigo su evolución para demostrar que las heridas de la guerra son para toda la vida. Las guerras no acaban cuando dice la Wikipedia. Los efectos de las minas son para toda la vida. Proyectos como ‘Vidas minadas’ ponen en claro las consecuencias de la guerra con más fuerza que las estadísticas o las declaraciones de diplomáticos y políticos. Porque hablan de personas concretas, con nombres y apellidos, desde que comenzó su drama hasta que termina su drama, que es nunca", indica.

La mozambiqueña Sofía Elface, con uno de sus cinco hijos, forma parte de la muestra.
La mozambiqueña Sofía Elface, con uno de sus cinco hijos, forma parte de la muestra.
Gervasio Sánchez

A Gervasio Sánchez le brota la emoción cuando habla de cada uno de estos héroes anónimos sobre los que ha puesto el foco. "Llevo 40 años en zonas de conflicto, he estado en unas 30 guerras. Estoy harto de ver violencia y soy muy incrédulo ante la condición humana. Soy muy pesimista al respecto. ‘Vidas minadas’ ha sido y es uno de los anclajes para que la mente no se me desborde. ¿De qué me voy a quejar si cada una de estas personas cada día me da una lección de superación, dignidad y belleza?", proclama. Y completa la argumentación: "Quiero reivindicar esto último. Porque dentro de la destrucción y del dolor también hay mucha belleza. Hay hermosura en la cotidianidad de cada una de ellas. No es necesario edulcorar esas imágenes, con sus hijos, con su día a día. Es la victoria de la decencia del ser humano. Me equilibran la balanza anímica interna. He visto los desastres de la guerra y quiero ver brotar la vida".

Paralelamente a la exposición, en octubre también verá la luz un libro del mismo título que glosa once casos. Una edición muy cuidada y lujosa que está ultimando en estos días. "El libro es otra piedra más en esta lucha contra el olvido. El impacto de las minas contra civiles es más duro cuando termina la guerra. En ese momento la gente regresa a sus hogares y no se retiran las minas que se han colocado. Se dispara el número de accidentes por minas justo en el momento que el interés informativo no existe. La prensa se marcha a otros conflictos más interesantes y los anteriores terminan en el olvido. Lo mismo sucede con las organizaciones internacionales. Y en aquellos territorios donde la guerra ha causado estragos siguen los problemas y no hay medios. Porque, por ejemplo, se acaban las prótesis. Alguien como Sofía necesitará unas 20 prótesis a lo largo de su vida. ¿Quién las paga?", concluye con esta pregunta que el buen y valiente periodismo ayuda a contestar.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión